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Los 10 mandamientos para encontrar tesoros en los mercadillos de segunda mano

Desde el mes de marzo hasta finales de octubre los mercados de antigüedades y de artículos de segunda mano van a proliferar alegremente por las calles de pueblos y ciudades. Aunque siempre nos alegra la idea de deambular por entre los puestos una tranquila mañana, siempre nos alegramos más cuando no volvemos de manos vacías.

Adquirir una buena ganga requiere un poco de experiencia y, sobre todo, un poco de preparación. Aquí tienes una pequeña guía que te ayudará a encontrar ese mueble antiguo u objeto vintage con el que sueñas.

A quien madruga, Dios le ayuda, dice el refranero. El caso es que quien llegue antes al mercadillo, encontrará las mejores gangas. Si quieres hacer buen negocio, la regla n.º 1 es madrugar. Para los mercados de antigüedades (donde mercadean profesionales), no tengas miedo de llegar a las 4 de la mañana. Muy a menudo los mejores negocios se hacen de noche. Para los mercados de segunda mano (donde venden los particulares), infórmate sobre a qué hora se montan los puestos y prepáralo todo para llegar el primero al lugar.

También es posible hacer buenos negocios al final de la jornada, momento en que los vendedores pueden preferir malvender a volver a empacar, pero si buscas un objeto codiciado, mejor madrugar.

Ten previsto llevar dinero suelto. Es mucho más fácil negociar y ajustar precios si llevas monedas que si solo tienes billetes. Imagina que estás regateando para bajar el precio algunos euros y luego resulta que solo tienes un billete grande. Te arriesgas a perder credibilidad… Mejor anticipar.

Si buscas muebles, piensa en ir con un vehículo adaptado. No olvides llevar un metro para verificar las dimensiones y asegurarte de que el aparador antiguo o el escritorio vintage que ha llamado tu atención cabe de verdad donde querrías instalarlo. Si tienes pensado comprar aparatos electrónicos, lleva pilas para verificar que funcionan bien.

Lleva una bolsa para guardar tus hallazgos, los vendedores no tienen por qué tenerlas. Ten previsto llevar también algún impermeable o ropa de abrigo, en función del tiempo, y un bocadillo para recuperar energía entre las negociaciones.

No hay lugar para la duda cuando vas de mercadillos. No pienses en dar una pequeña vuelta y volver más tarde a comprar el objeto que te gusta. Hay grandes probabilidades de que haya llamado la atención de algún otro y que ya no esté ahí cuando vuelvas. También es muy probable que después de toda una mañana caminando entre los puestos en medio de la multitud ya no te queden energías para volver al lugar donde viste el objeto en cuestión. Así que, si tienes un capricho, ¡a por él!

Abre bien los ojos y mira en todas partes. Los tesoros pueden esconderse debajo de una mesa, en medio de una pila de juguetes o en el fondo de un patio. No tengas reparos en inspeccionar las cajas ni en poner patas arriba el puesto, tampoco pases por alto un puesto que, a priori, no tiene nada que ver con los objetos que buscas. La perla rara se encuentra a menudo donde menos lo esperamos.

Por supuesto, no dudes regatear un poco para intentar bajar el precio. Es parte del juego. Pero cuidado con ser demasiado “ávido” en la negociación, corres el riesgo de perder un objeto que te guste de verdad. Para asegurarte de que obtienes un precio ajustado, infórmate antes sobre las tarifas en comercios de segunda mano, en anticuarios o en otros puestos.

Si quieres hacer una buena compra, no dudes en comprar por lotes. Si compras varios objetos, el regateo será más sencillo y el vendedor estará más dispuesto a concederte un descuento. Por tu lado, obtienes un buen precio; por su lado, vende de una sola vez y se asegura de no volver a casa con esos objetos. Todo el mundo gana.

Si buscas un mueble u objeto de época de alguna marca u autor concreto, infórmate con antelación sobre sus características y su precio de venta para asegurarte de que no te encuentras con a una copia. También ten en cuenta que solo un anticuario puede proporcionarte un certificado de autenticidad.

Para encontrar buenas gangas, sal de las grandes ciudades. Apuesta sobre todo por los pueblos pequeños, donde los precios son más atractivos y abundan los objetos antiguos. Mientras que en la ciudad los vendedores tienden a subir los precios, en el campo los habitantes suelen querer deshacerse de objetos familiares, a menudo cargados de historia, que harían las delicias de tu espíritu de buscagangas.

Cuando salgas a escudriñar mercadillos, no te limites a los grandes mercados de barrio o de la localidad. Piensa en los mercadillos de segunda mano de las parroquias, porque allí puedes encontrar hallazgos preciosos. Objetos y muebles antiguos de iglesia o de seminario, vajillas vintage, ropa de lana, patrones de costura de época, vinilos… Estos mercadillos se anuncian habitualmente en los carteles o revistas parroquiales y en el sitio web de la parroquia. ¡Apúntalos en tu calendario para estar preparado!

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