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Países asiáticos, africanos y latinoamericanos, dan la cara por la familia

Durante los tres últimos años, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha aprobado resoluciones para la protección de la familia.

En la última y reciente resolución  se aprueba la protección de la familia con un enfoque especial hacia las personas con discapacidad, describiendo a la familia como el “grupo fundamental de la sociedad y el entorno natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños”.

Esta vez la resolución ha tenido incluso mayor apoyo que en las anteriores ocasiones, con 32 votos a favor, 12 en contra y 3 abstenciones.

Curiosamente  los 12 países en contra son, en su mayoría “occidentales”, mientras que los defensores de la familia son los grandes bloques de Asia, África y Latinoamérica.

En la resolución denuncia que sigue sin tenerse debidamente en cuenta la contribución de la familia a la sociedad y a la consecución de los objetivos de desarrollo, y se reconoce que apoyar a la institución familiar tiene efectos positivos en la promoción de los derechos de las personas con discapacidad, la disminución de las tasas de abandono escolar, la promoción de la mujer y su igualdad con el hombre, o la protección contra la violencia o el trabajo infantil, entre otras causas.

La familia en defensa de los discapacitados

Especialmente, la resolución destaca el papel de las familias en la protección de los discapacitados. Es en la familia donde estas personas son valoradas por sí mismas: de ahí que este sea “el entorno primero y más inmediato donde pueden desarrollar su potencial y disfrutar de una vida plena”.

Se dedican unos párrafos a defender los derechos y la dignidad de las personas discapacitadas y presiona a los Estados a “impedir cualquier forma de explotación, violencia o abuso”, y a “prevenir la ocultación, el abandono, el descuido y la segregación de estos niños”.

Estas advertencias son una llamada de atención para aquellos países en lo que se practica el aborto de fetos con diagnóstico de algunas enfermedades como el síndrome de Down.

Los puntos clave de la discusión continúan siendo los de las resoluciones de los años anteriores:

Un punto polémico, que parece justificar la oposición de 12 Estados, es que el texto no recoge una referencia a los distintos tipos de familia. En realidad, la queja se refiere a las parejas homosexuales, y a la pretensión, una vez más,  por parte de los países envejecidos, de imponer la cultura de género.

En la  resolución, sin embargo,  sí se menciona expresamente a los hogares monoparentales.

Por otra parte, algunos Estados se quejan de que los textos no reconocen que los derechos humanos corresponden a cada individuo, y no a la familia como grupo, lo que, según ellos, podía contribuir al abuso de los más pequeños, o de las niñas, sobre todo en determinadas culturas.

Pero, la resolución recién aprobada destaca que los derechos de los padres conllevan también unas responsabilidades, y que la crianza de los hijos debe orientarse siempre en su interés superior. No hay contradicción entre apoyar a la familia y a cada miembro en particular.

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