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El Papa sorprende con gesto inesperado: Besó el escudo pectoral del líder ortodoxo Neofit

“Nos dirigimos ahora a la Santísima Virgen María, Reina del cielo y de la tierra, para que interceda ante el Señor Resucitado, y conceda a esta amada tierra el impulso necesario para ser tierra de encuentro”, rezó el Papa Francisco este domingo 5 de mayo de espaldas al sugestivo escenario de la Catedral de San Alexander Nevsky en Sofia, en el marco de su viaje apostólico a Bulgaria, país ex comunista y tierra de misión de dos papas santos: Juan Pablo II y Juan XXIII.

Nuestra invocación se expresa con la antigua oración del Regina Caeli. Lo hacemos aquí, en Sofía, delante del icono de la Virgen de Nesebar, que significa “Puerta del cielo”, y que era tan querida por mi predecesor san Juan XXIII, que comenzó a venerarla aquí en Bulgaria y la llevó consigo hasta la muerte”, afirmó.

En el podio, a medio día, el Papa tuvo un momento intimo de oración silenciosa frente al icono de la Virgen querida por el pueblo Búlgaro, mientras el coro cantó una canción mariana. Luego inició la recitación de la oración Regina Caeli en la plaza.

Silencio y oración en memoria de los santos Cirilo y Metodio

Antes, a las 11.50 hora de Roma, el Papa visitó la iglesia Patriarcal de San Alejandro Nevski, acompañado por el Metropolitano,  Antonij.

Francisco rezó delante a la imagen de los santos Cirilo y Metodio ubicada en la parte central y se detuvo varios minutos en oración en el altar dedicado a los santos,  evangelizadores de los pueblos eslavos. 

Gesto inesperado

Francisco también manifestó su alegría de saludar y abrazar a “mi hermano Su Santidad Neofit, Patriarca, como también a los Metropolitas del Santo Sínodo”. 

En un gesto inesperado, el Papa besó el escudo pectoral del Patriarca Neofit. En el país de mayoría ortodoxa, tras 17 años de la visita de Juan Pablo II (2001) a la nación que se levantaba de la opresión comunista, Francisco intenta consolidar a través del diálogo y de los gestos, la cercanía de la Iglesia católica hacia todos los fieles de la Iglesia Ortodoxa Búlgara.

Por ende, después de la oración silenciosa, Francisco salió de la catedral para recitar con las personas congregadas, el Regina Caeli, que rememora el himno pascual a la Virgen María.

Cristo vive!

“Queridos hermanos y hermanas, “¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!”, dijo el Papa, que usó un saludo cristiano tradicional- de ortodoxos y de católicos- para romper el hielo con el pueblo búlgaro.

Francisco ha querido traer un mensaje de esperanza.  “Esta fe en Cristo resucitado se proclama desde hace dos mil años en cada rincón de la tierra, gracias a la misión generosa de tantos creyentes, que fueron llamados a darlo todo por el anuncio evangélico, sin guardar nada para sí mismos”. 

Juan XXIII: “El santo búlgaro”

El Papa recordó a Juan XXIII, que en ese país, es llamado “el santo búlgaro”, un “santo pastor cuya memoria está particularmente viva en esta tierra, donde él vivió desde 1925 hasta 1934”. 

“Aquí aprendió a valorar la tradición de la Iglesia oriental, manteniendo relaciones de amistad con las otras confesiones religiosas. Su experiencia diplomática y pastoral en Bulgaria dejó una huella tan fuerte en su corazón de pastor que lo llevó a promover en la Iglesia la visión del diálogo ecuménico que tuvo un impulso notable en el Concilio Vaticano II”. 

En cierto sentido, debemos agradecerle a esta tierra la sabia e inspiradora intuición del “Papa bueno”, del Concilio “querido justamente por el papa Roncalli”. 

Camino ecuménico

En su alocución, destacó, el camino ecuménico emprendido en el “país ortodoxo”, que “es una encrucijada donde se encuentran y dialogan distintas expresiones religiosas”. 

Un compromiso para “asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio”. 

Al final del Regina Caeli, el Papa saludó a los representantes de las confesiones presentes en Bulgaria. Sucesivamente, se trasladó en auto a la Nunciatura Apostólica de Sofia donde fue acogido por las religiosas y por algunos colaboradores de la Representación pontificia. 

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