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Viajaron de Alemania a la Argentina para maravillarse con la tecnología de los humildes

Alemania cuenta con paisajes bellísimos. Pero ninguno como este. Cuenta con tecnologías de avanzada, pero no aplicada como en este caso para una necesidad así. Esas dos variables hicieron del viaje de estudio de la Universidad Wilhem de Westfalia, Münster al colegio El Alfarcito, en Quebrada del Toro, Salta, Argentina, una experiencia inolvidable.

25 estudiantes alemanes de Planeamiento Ecológico, junto con dos profesores, visitaron el colegio El Alfarcito, un paraje equidistante de más de 20 comunidades en una de las zonas rurales más aisladas del norte argentino. Se trata del primer colegio secundario albergue de la humilde zona, caracterizada por una extensa red de cañones, y fue creado para que los chicos puedan terminar de formarse y apostar al desarrollo de sus pueblos. Allí los jóvenes se capacitan en turismo, agropecuaria, artes y oficios y construcción regional bío-climática.

Es que el complejo, tal fue la visión del fundador Padre Sigifrido “Chifri” Moroder, funciona con energía solar, en una zona donde no llega la eléctrica. Electricidad, agua caliente, incluso internet son posibles gracias a una instalación pionera. Además, tanto aulas como el albergue están construidos con un sistema de vidrios que reciben la luz y la refractan resguardando de la amplia amplitud térmica exterior. Mientras que en invierno la temperatura exterior es de 4° bajo cero, en el interior se puede mantener en 12°.

Los usos de estas tecnologías limpias son además abrazadas por las comunidades locales, que en muchos casos temen los riesgos de contaminación de otras fuentes de energía, por su posible impacto ecológico.

Los jóvenes alemanes pudieron conocer no sólo como funciona la tecnología solar allí aplicada, sino también la gran misión educativa de un paraje que ha revolucionado y conmovido por igual.

Entre visita a instalaciones y fútbol recreativo con los alumnos locales, pudieron recorrer algunos emprendimientos productivos locales, los colegios primarios en torno al secundario, conocer las llamas, probar los choclos típicos de la región, entre otras iniciativas, que confían en La Fundación El Alfarcito, “harán conocer en su país”.

Cientos de jóvenes ya se han formado en el colegio secundario de El Alfarcito visitado por estos universitarios. De hecho el Papa Francisco envió un saludo al primer grupo de graduados en 2014.

El Papa fue quien impulso al fundador de la obra, el ya fallecido Padre Chifri, a canalizar su ímpetu misionero en la zona, y no tanto en otros lugares como África, como soñaba. El testimonio del padre Chifri, quien incluso quiso aprender a usar parapente para alcanzar los parajes más remotos de las altas quebradas, llegó a distintas partes del mundo, conmoviendo por la caridad y la eficiencia de los emprendimientos productivos y educativos de la zona.

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