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El símbolo secreto de “Los Discípulos de Emaús”, de Caravaggio

El arte y sobre todo la pintura está llena de simbología. Cosas que parecen ser pero no son, símbolos que aparecen sin saber porqué, códigos “secretos” con los que los artistas plasman su visión del mundo…

Son muchos los ejemplos de cómo los pintores utilizan códigos y símbolos para hablar más allá de su obra. Un ejemplo de ello lo encontramos en la obra “Los discípulos de Emaús”, de Michelangelo de Caravaggio. Se trata de un cuadro que representa uno de los momentos cumbre del Nuevo Testamento. Jesús, de incógnito y tras la resurrección, se aparece a dos de sus discípulos.

El Evangelio de Lucas, 24:30-32, recuerda así la escena:

“Y esto sucedió. Mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. y en ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero ya había desaparecido. Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”.

Caravaggio utiliza su código y sus símbolos para mostrar la escena. Los discípulos son Cleofás a la izquierda y Santiago a la derecha. Jesús se había presentado como un compañero de viaje y en ese momento bendice el pan. Los discípulos se dan cuenta de que es Cristo quien les acompaña.

Caravaggio pinta a Cristo como al “Buen Pastor”, lo representa joven e imberbe. Una imagen distinta a cómo era Cristo antes de la Crucifixión. De igual manera muestra la sorpresa de los discípulos. Cleofas se revuelve en su silla y para dejar claro que es Santiago le pinta vestido de peregrino y con la característica y simbólica concha sobre el pecho. El cuarto personaje en la escena, el dueño de la posada parece no darse cuenta de lo que está ocurriendo.

Para hacer más viva y contar en profundidad toda la historia de “Los discípulos de Emaús” Caravaggio utiliza todo un código de símbolos cifrados. Se encuentran el pan y el vino (la Eucaristía) y aparece un pollo con las piernas estiradas (podría ser una representación de la muerte).

La cesta de frutas es todo un artificio simbólico. No hay nada al azar y el pintor quiere mandar un mensaje con cada una de las frutas. Nos encontramos con la uva negra (muerte), la uva blanca (la resurrección), las granadas (la Pasión de Cristo) y las manzanas (el pecado original).

Pero sin ninguna duda el símbolo más importante de esta pintura se encuentra escondido bajo la cesta. Nadie sabe porqué. El autor utiliza la sombra de la cesta para hacer una figura, un juego escondido, un artificio pictórico. La sombra que crea la canastilla sobre la tabla tiene una forma de pez. Sin ninguna duda una sombra anómala a lo que el autor está mostrando. ¿Qué quiso decir con ello? ¿Es un nuevo símbolo, el de los cristianos?

El símbolo del pez es un código secreto que utilizaban los primeros cristianos. Cuando un cristiano pensaba encontrarse ante otro cristianos clandestino, dibujaba una curva o media luna en tierra. Si el otro dibujaba otra media luna superpuesta a la primera, completando así la figura de un pez, había una probabilidad muy elevada que se tratase precisamente de un seguidor de Jesús que conocía el “código secreto” cristiano.

Quizá Caravaggio conocía este código y quiso hacer un último guiño en la obra. Puede que no sea una sombra, sino el saludo sobre la mesa que se hicieron los dos discípulos de Jesús poco después de su Pasión, Muerte y Resurrección.

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