La Virgen de Guadalupe, contra la violencia del muro
A una semana del martes del elecciones en Estados Unidos, la nación vecina, México, apenas comienza a salir del asombro, de la confusión y de la desesperanza. Un largo y sinuoso camino se vislumbra por delante.
Por lo pronto, la economía mexicana parece ir en caída libre. Su principal socio comercial, del cual dependen 80 por ciento de las exportaciones, ha propuesto renegociar, o aniquilar el Tratado de Libre Comercio que los une –junto con Canadá—desde 1994.
Con el tema del muro que Trump dice que va a construir en la frontera, y con la deportación de los trabajadores indocumentados en puerta, otro de los pilares de la economía mexicana se tambalea: las remesas en dólares que los trabajadores (documentados e indocumentados) envían cada año a sus familias.
Éstas últimas constituyen el segundo mayor ingreso externo solamente detrás del petróleo y por encima del turismo. México es, por cierto, el país con mayor número de personas nacidas en su territorio viviendo en el extranjero, 96 por ciento, en Estados Unidos.
Para los mexicanos y los centroamericanos, el muro es no solo una amenaza simbólica, una agresión subjetiva. En la economía real, un muro de esta naturaleza significará, como ha dicho el Papa Francisco, “un dolor” para millones de familias en México, Guatemala, Honduras y El Salvador (ahora también para Haití y para algunas naciones de África) principales expulsores de migrantes a la Unión Americana.
Por ejemplo, de enero a septiembre de este año, El Salvador recibió 3,337 millones de dólares en concepto de remesas familiares, equivalente al 16 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB). En México, las remesas en 2015 equivalieron aproximadamente al 1.8% del PIB.
Ante esta nube de tormenta sobre el centro y el norte del continente americano, ha surgido, como una bengala en medio de la noche, la iniciativa del arzobispo de Tijuana –recientemente nombrado por el Papa
Francisco—Francisco Moreno Barrón de colocar una talla de la Virgen de Guadalupe en donde está la principal seña del muro fronterizo ya existente.
Este próximo sábado, habrá procesión desde la parroquia Santa María del Mar hasta la valla fronteriza que se mete al mar en la playa que separa Tijuana (Baja California) y San Diego (California). Allí colocará la imagen y celebrará una Misa para suplicar a la Virgen que interceda ante Dios para que proteja a todos los migrantes.
“Este acontecimiento se pretende tomar como un puente de paz, de amor y de misericordia a la Virgen de Guadalupe, de tal manera que por su intercesión hombres y mujeres migrantes sean bendecidos en la situación difícil en que viven”, explicó el arzobispo. Más adelante añadió que, como personas de fe, “hay que orar para que Dios ilumine a este presidente electo y pueda tomar las decisiones convenientes”.
Ante ello, el arzobispo de Tijuana apuntó: “Tomemos con serenidad estas declaraciones y pensemos que aún no son hechos concretos, eso tendrá que ser todo un proceso; espero que se vayan diluyendo en el camino y que no lleguen a ser realidad”.
Y, finalmente, se hizo eco al deseo recóndito de millones de familias en el continente americano: “Ojalá el señor Trump se dé cuenta de lo valiosa que es la presencia de los migrantes en Estados Unidos”.
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