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Papa Francisco: Dios está escondido en las cosas pequeñas, en la debilidad de la vejez

El pontífice recuerda con sus gestos que la grandeza de Dios está en las cosas pequeñas como la debilidad de la vejez, visitando la casa de reposo de las misionarias de la Caridad en Tumbaco en  Ecuador.
 
Papa Francisco primero se detuvo en la pequeña capilla de la comunidad donde ha rezado en silencio y puesto dos flores en el altar que conmemora la Virgen María y la madre Teresa de Calcuta, la fundadora de las misioneras de la Caridad, además declarada beata por la Iglesia católica, un paso antes de poderla declarar santa.
 
Sucesivamente saludó, abrazó y besó uno a uno los ancianos que viven y son asistidos en la casa de las misioneras.  Algunos le besan y se llevaban su mano al rostro. Fue un momento de ternura natural entre el papa y los ‘viejitos’, como se les llama ‘cariñosamente’ en muchos países andinos a las personas de la tercera edad.
 
Por su parte, la gente en las calles gritaba rompiendo el silencio cómplice entre el papa y las sonrisas y la contemplación de los ancianos, diciendo: ¡Queremos la bendición! Una multitud que añoraba que el pontífice venido de Roma les mirara a los ojos, como lo ha hecho con los huéspedes de las 10 misionarias en la casa de reposo en Tumbaco.
 
Las personas de la tercera edad, estaban vestidas con sacos de color azul y sombreros típicos andinos de color negro con una cinta dorada alrededor. Varios de ellos hicieron inclinar por varios minutos al papa, debido a que estaban postrados en una silla de ruedas por sus articulaciones enclenques y la edad avanzada.
 
Las imágenes capturaron la belleza de la figura de un papa de 78 años que llevaba oración y conforto a cada persona que encontraba en su paso en el patio interno del ancianato.

 
En sus gestos, la imposición de las manos sobre las cabezas de las personas, la cruz (cristiana) hecha con los dedos en la frente de las señoras ancianas.
 
Entretanto, ha dado su saludo, bendición y gracias a las 10 misioneras y las enfermeras (laicas) que acuden a los ‘abuelos’, como tantas veces les ha citado en sus discursos en San Pedro, para pedir que no sean descartados o abandonados. “ellos son nuestra memoria”.  
 
“Queremos la bendición, queremos ver al papa”, irrumpió el grito externo de la gente que esperaba la salida del líder de la Iglesia católica.
 
Una voluntaria le regaló una caja de dulces que el papa, goloso, aceptó, pero que es probable no consuma debido a su ‘dieta’ debido a la edad. 
 
Los niños colgados de las bardas en la salida de la humilde casa de reposo, también han saludo al obispo de Roma con efusividad. Una fiesta y una acogida al estilo 'estrella de rock' de la paz.
 
Madre Teresa y su santidad 
 
La casa que ha visitado Francisco hace parte de la misión de las Misioneras de la Caridad, orden religiosa femenina fundado por la Madre Teresa que a menos de dos años después de su muerte, a causa de lo extendido de la fama de santidad, el Papa Juan Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización.
 
 El 20 de diciembre del 2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y sobre el milagro obtenido por intercesión de Madre Teresa. Y el Papa Juan Pablo la beatificó el 19 de octubre de 2003.  
 

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