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EE.UU.: "Profesar una religión no debería hacer a nadie ciudadano de segunda clase"

Al concluir la Quincena por la Libertad Religiosa en Estados Unidos, justamente el 4 de julio pasado, en la celebración del 239 aniversario de la independencia de ese país, se celebró una solemne Eucaristía en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington. 
La Misa fue presidida por el cardenal y arzobispo de Washington, monseñor Donald W. Wuerl y concelebrada por obispos y sacerdotes estadounidenses venidos de todos los puntos cardinales de este inmenso país, siendo el encargado de la predicación, el arzobispo de Miami, monseñor Thomas G. Wenski. 
Monseñor Wenski recordó que "Jesús enseñó a sus discípulos que, aunque permanecen en el mundo, ellos no eran 'del mundo' (.).  Sin embargo, para Jesús y para su Iglesia católica, no ser del mundo nunca significa estar en contra del mundo. Jesús, quien vino al mundo para salvarlo, nos llama a estar siempre en favor del mundo". 
Por eso, se explica que la Iglesia se preocupe de la educación, de los servicios de salud; también el involucrarse en los asuntos cívicos y, también, "por qué definimos la política como algo honorable y como una legítima e incluso noble vocación para el cristiano". 
Más adelante, durante la homilía, el arzobispo de Miami recordó que la Iglesia no tiene otra forma de honrar a Cristo sino estando "firmemente comprometida en temas como la defensa de la vida humana y la familia, y su trabajo es fruto de su vocación trascendente". 
Un derecho fundamental
Hablando ya sobre el tema específico de la libertad religiosa, el arzobispo de Miami subrayó que este es un derecho humano que garantiza todos los otros derechos y destacó que la paz y la convivencia solamente serán posibles si la libertad de religión es completamente respetada. 
El prelado estadounidense apostilló los numerosos atropellos cometidos en contra de los creyentes en muchos lugares y que suscitan una auténtica preocupación mundial al manifestar una época de persecución a los cristianos. 
"Para ajustarse a nuevas agendas políticas, la libertad religiosa está siendo estrechamente reinterpretada para significar meramente 'libertad de culto' excluyendo la libertad de servir y la libertad de dar testimonio". 
"Profesar una religión no debería hacer a nadie ciudadano de segunda clase", terminó diciendo monseñor Wenski.

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