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Carta de una hija amorosa a la comunidad gay

Lee esta carta abierta a la comunidad gay de parte de una hija amorosa, que se pregunta por qué no se da más atención al resto de la historia, o sea a los hijos criados por dos madres o dos padres.

El matrimonio y la parentalidad homosexual niega una madre o un padre a un niño diciéndole al mismo tiempo que no tiene importancia. Que todo es igual. Muchos de nosotros, muchos de vuestros hijos, sufren. La ausencia de mi padre me dejó un gran vacío, y cada día he deseado ardientemente un padre. Quiero mucho a la compañera de mi madre, pero otra mamá no sustituirá nunca al padre que perdí.

Crecí rodeada de mujeres que decían que no necesitaban o no querían un hombre. Cuando era chica, quería desesperadamente a un papá. Es extraño y confunde encontrarse con este deseo profundo e inextinguible de tener un papá en una comunidad que afirma que los hombres son superfluos…

No estoy diciendo que no pueden ser buenos progenitores. Pueden serlo. Yo he tenido a los mejores. No estoy tampoco diciendo que ser educados por progenitores heterosexuales significa que todo irá bien. Sabemos que existen muchas maneras diversas en que la unidad familiar se puede romper y puede hacer sufrir a los hijos: divorcio, abandono, infidelidad, abuso, muerte… En la mayor parte de los casos, sin embargo, la estructura familiar mejor y de mayor éxito es aquella en que los hijos son criados por una madre y un padre.

Esta mujer se pregunta por qué los hijos de las personas gays no pueden ser honestos cuando hablan del matrimonio homosexual.

Se promueve y se normaliza una estructura familiar que nos niega necesariamente algo precioso y fundamental. Nos niega algo que necesitamos y que deseamos, diciéndonos al mismo tiempo que no necesitamos eso que anhelamos. Que estaremos bien. Pero no es así. Sufrimos.

La mujer observa que a los hijos de padres divorciados y a niños adoptados de padres biológicos que nunca conocieron les está “permitido” hablar de su dolor, su sufrimiento, anhelos y sentimientos.

Pero los hijos de padres homosexuales no han tenido la misma voz. No se trata sólo de mí. Somos muchos.

Uno de los primeros en publicar un informe del género fue Robert López, y su relato del hecho de haber sido “educado por dos mamás” revela claramente su amor por la madre, pero también su impacto a largo plazo que la vida familiar ha tenido en él.

Esto abrió la puerta a muchos otros hijos de padres del mismo sexo que tenían miedo de hablar porque los amaban y no querían herirlos. En los últimos días el link del relato de López en Internet se ha vuelto accesible, y la revista online que lo había publicado ha debido enfrentar problemas técnicos. La cuestión puede relacionarse o no al “silencio” referido por Heather Barwich en su honesta carta abierta.

Si decimos que sufrimos porque hemos sido criados por padres del mismo sexo, somos ignorados o etiquetados como personas llenas de odio.

No tiene que ver con odio. Se que entienden el dolor de una etiqueta que no se adapta a nosotros y aquella usada para hablar mal contra nosotros o callarnos. Y se que han sido odiados y heridos realmente. Estaba ahí, en las marchas, cuando la gente oscilaba carteles escritos con “Dios odia a los homosexuales” y “el Sida cura la homosexualidad”. He llorado y me he llenado de rabia precisamente ahí en la calle con ustedes. Pero no soy yo. No somos nosotros.

No tiene que ver con la mayor parte de nosotros. Son la extrema derecha y la extrema izquierda que emiten la condena más fuerte. La mayor parte de nosotros que busca involucrarse intenta hacerlo de una manera razonable y compasiva.

Muchos de nosotros nos esforzamos para hablar claramente y escuchar con atención, con el valor de la convicción y el respeto por la dignidad de aquellos que desafían e intentan callar nuestras convicciones, que en el fondo son testimonios de dignidad humana.

De esta manera Heather Barwich concluye la carta a la comunidad gay con la que ha sido criada, con la que se ha identificado la mayor parte de su vida, que comprende con gran compasión y a la cual ahora apela como activista por los derechos de los niños, diciendo así:

Se que es una conversación difícil, pero debemos hablar de ello. Si alguien puede hablar de cosas difíciles, somos nosotros. Han sido ustedes quien me lo enseñaron.

Sheila Liaugminas es una periodista premiada con el Emmy. Actualmente es anfitriona del programa radiofónico cotidiano A Closer Look que va en onda en Relevant Radio. Este artículo fue publicado en Mercatornet.com.

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