Las mujeres que quedan excluidas del “milagro económico” chileno

Si tomamos el número oficial del Registro Social de Hogares de 13.655, el 15,4%, es decir 2.105, son mujeres que se encuentran en situación de calle. Definir el perfil de ella es difícil, hay mujeres jóvenes, con hijos o sin ellos, tercera edad, con pareja o solas, hay migrante, con alguna enfermedad crónica, con problemas de salud mental o de consumo de drogas, y también están las que quedaron sin hogar por escapar de episodios de violencia intrafamiliar.
De acuerdo a los registros del Ministerio de Desarrollo Social, entre las mujeres que asisten a sus centros, el mayor número está en la zona centro y norte del país, con prevalencia en la Región Metropolitana. Sus edades fluctúan entre los 19 y 50 años, y el 50% de ellas son extranjeras. De estas últimas, las nacionalidades que más se repiten son la boliviana, venezolana, haitiana, colombiana y paraguaya.
Orleydis Lugo (24) emigró desde Venezuela con su hija de un año. Debido a problemas con su hermana, quien la recibió en un principio, sostiene que “debió buscar al Hogar de Cristo, porque no tenía para pagar un arriendo”. De lo que hará a futuro, afirma que seguirá con la frente en alto: “Una de las cosas por las que salí de mi país fue para dar la cara por mis hijos”, afirma.
Loreto Ramírez, trabajadora social del Hogar de Cristo, aseguró a diario La Tercera que “la deuda más pendiente está en haber mirado a las personas en situación de calle como un universo único, olvidándonos de los componentes de género y del ciclo vital de las personas”.
Sobre las que están con sus hijos, ha visto cómo se han visto cuestionadas en su rol materno: “No solo están haciéndose cargo de lo que ocurre con ellas y su historia. Dentro de ese episodio de dolor se hacen cargo también de este cuestionamiento externo respecto de la negligencia, de a lo que exponen a su hijo”.
Karinna Soto, jefa de la Oficina Nacional de Calle del Ministerio de Desarrollo Social, coincide en la discriminación que viven las mujeres: “Las mujeres que están en situación de calle enfrentan, además, la violencia callejera, que es muy feroz”. Además, explica que se ha hecho esfuerzos para que los funcionarios que atienden a esta población estén capacitados en temas de género: “Hay muchos equipos que piensan que estar en la calle y ser mujer es una responsabilidad de ellas. Para los hombres es lo que le pasó a él alguna vez en la vida. Las mujeres son muy estigmatizadas en calle”.
Cecilia lleva más de ocho años en la calle y vive en un “ruco”, algunos maderos amarrados y cubierto con cartón y plástico. Bajo eso tiene un colchón, algunas frazadas y un plato de comida. Cuando llueve todo se moja y ahí ve donde pasa la noche. “Lo más duro de estar en la calle es estar muerta en vida, uno está en la oscuridad en un túnel, depresiva total”. La historia de Cecilia es una de las miles de mujeres que este invierno lo volverán a pasar en la calle.
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