Un buen fin para la economía local
Por José David Torres Moya |
“Para que usted pueda comprar en el primer minuto del Buen Fin, no cerramos la tienda”, es así como una cadena de autoservicio anuncia la llegada de estos cuatro días de ventas que se estiman, cada año, espectaculares en rebajas.
Esta estrategia de consumo que surge de una alianza entre el Gobierno Federal y todos los comercios que deseen sumarse, copia del llamado “Viernes Negro” de Estados Unidos, se convirtió en una oportunidad de activar la economía y de ofrecer, o cuando menos así se espera, mejores precios a los consumidores.
¿Detrás de esto hay una estrategia de consumo desmedido? ¿A caso existe un engaño para hacer más ricos a los ricos y empobrecer a los que de por sí ya tenían deudas?, es muy sencillo de comprobarse, pero antes de hacerlo, vale la pena una última pregunta: ¿Por qué necesitamos consumir más y más?
El Papa Francisco en Laudato Si (LS), hace mención de Bartolomé, Patriarca Ecuménico, que al referirse a las raíces éticas de los problemas ambientales expresa que debemos: “…pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir, en una ascesis que significa aprender a dar, y no simplemente renunciar. Es un modo de amar, de pasar poco a poco de lo que yo quiero a lo que necesita el mundo de Dios.” (9).
Perdimos el sentido del sacrificio y lo convertimos en algo que debemos evitar, pero aceptamos que el consumo desmedido le da sentido y significado a nuestra vida. La generosidad, el compartir, gastarse la vida por una causa o mejor aún por una persona, es visto como una debilidad que la modernidad nos impuso como norma. Pero tras de ellos también se hizo presente la individualidad, la soledad y la competencia como formas de romper con lo valioso que es la comunidad.
Hay una “espiritualidad cristiana que propone un modo alternativo de entender la calidad de vida, y alienta un estilo de vida profético y contemplativo, capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo.” (LS, 222).
Esta es la primera propuesta para este Buen Fin, si no necesitas consumir NO LO HAGAS, porque “la constante acumulación de posibilidades para consumir distrae el corazón e impide valorar cada cosa y cada momento.” (LS, 222).
Itinerario del buen consumidor
Si tu decisión es adquirir productos y servicios en estos cuatro días, te proponemos el siguiente itinerario para ser un consumidor más profético y contemplativo:
1.Solo consume lo que ya tenías pensado comprar en este año, lo que de cualquier forma ya ibas a adquirir. Si surge una gran oferta que no estaba en tu lista, procura evitarla pues es muy probable que sea un consumo solo para acumular.
2.Un buen consumidor compara tres o más lugares para hacer la compra. Concretamente para el Buen Fin, además debe haber comparado los precios con dos o tres semanas previas para verificar que los precios no hayan subido para después ofrecer “supuestas rebajas”. Si no comparaste los precios entonces no tienes evidencia de que se trata de un descuento, puede tratarse de un engaño.
3.Si detectas que evidentemente hay una oferta y se trata de un artículo o servicio que realmente necesitas, procura pagarlo de contando o a meses sin intereses, de lo contrario adquirirás una deuda que no necesitabas.
4.Elije productos locales y elaborados en condiciones laborales justas, evitando el trabajo infantil o esclavizado.
5.Evita productos que dañen al medio ambiente, incluyendo aquellos que traen demasiadas envolturas y que generan basura en exceso.
6.No olvides comprar la mayor parte del tiempo al vecino tendero, a los comerciantes del mercado o a la familia que tiene su puesto en la esquina. Tu compra fortalece su ingreso que solo es para ellos y nos libera de la dependencia de las cadenas comerciales cuyos capitales no se quedan en México, mientras más independientes económicamente seamos del resto de los países menos nos afectará las decisiones en el mundo.
7.Participa o anima experiencias de trueque o economía solidaria en general. Prioriza tu compra a las cooperativas o pequeños productores locales.
Les invitamos a seguirse confrontando y a advertir lo que el Papa Francisco nos señala: “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir. “ (LS, 204).
Fuente: Dimensión de Pastoral del Trabajo
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