Amor a pesar de la distancia
El cine nos bombardea de expectativas ilusorias sobre el amor, pero la vida real nos dice que la mayor parte de las relaciones es desagradable, superficial y breve. No hay que perder la esperanza por esto, porque la vida real también nos ofrece ejemplos excelente del hecho de que el amor verdadero es posible.
Cuando Irina y Woodford McClellan se casaron, no imaginaban que se querrían incluso once años después de no poder estar juntos.
Al inicio de los años ’70, Irina habitaba en Moscú y trabajaba en el Instituto de Economía Global y Relaciones Internacionales. Allí conoció al profesor estadounidense Woodford McClellan. Se enamoraron y se casaron dos años después, en mayo de 1974. Apenas tres meses después, sin embargo, el visado de Woodford caducó y tuvo que dejar la Unión Soviética y volver a los Estados Unidos.
Intentó volver a Moscú muchas veces, pero siempre se negaba el ingreso. Irina sin embargo, no podía dejar el país, y no se le explicaba el motivo. Los dos celebraban sus aniversarios de matrimonio con felicitaciones, fotografías y llamadas de teléfono.
Once años después, Irina recibió finalmente, la libertad para viajar a los Estados Unidos. Al final de enero de 1986 llegó al aeropuerto de Baltimore. Washington. El marido, al que había visto por última vez hacia once años, la acogió con entusiasmo y los brazos abiertos. Los periodistas relataron el emocionante encuentro e Irina contó su experiencia en un libro.
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