7 mensajes inspiradores que ayudarán a tu hijo
Muchos de nosotros recordamos nuestra época escolar con cariño: nos acordamos de la alegría de jugar con los amigos en el recreo y sentarnos de piernas cruzadas en el suelo mientras el profesor leía algún libro. Nos acordamos de la emoción de aprender las maravillas del mundo y, posteriormente, del primer amor.
Nuestras memorias tienden a encubrir las tensiones reales que la escuela puede traer, especialmente cuando el año termina. Pero una vez que nos volvemos padres y madres, esas memorias regresan. De alguna forma, la escuela parece aún más estresante para los niños en la actualidad de lo que era para nosotros: tienen miedo de las calificaciones y los resultados de los exámenes que nosotros simplemente no teníamos. Y muchos niños no reciben el incentivo y el apoyo que necesitan para alegrarse a lo largo del día.
Una profesora decidió cambiar eso: Chandni Langford, una profesora de quinto año del Evergreen Avenue Elementary School, escribió mensajes alentadores para los 19 estudiantes antes de que ellos realizaran los nuevos (y temidos) exámenes estandarizados.
Langford dijo que los niños se animaban con los mensajes y que las palabras calmaban sus nervios, lo que no es de sorprender: saber que el profesor está de tu lado les dio a los niños esperanza y confianza.
Claro, no son sólo los profesores quienes pueden dar este tipo de mensaje. Los padres tienen la oportunidad de poner mensajes positivos a sus hijos todos los días en sus loncheras. Tus hijos pueden encontrar un mensaje inspirador doblado en su bolsa de merienda, y el sentimiento – de que los padres están de su lado – permanecerá con ellos.
Pero ¿qué escribir? Incluso los padres más amorosos pueden sufrir en relación a esto. No tengas miedo: aquí hay siete tipos de mensajes para ayudar a tus hijos a terminar bien el año escolar y aún con gran confianza.
Incentivo específico para el niño – para ese día
Estos son tal vez los mensajes más fáciles de escribir. Si tu hijo está nervioso con algo que está sucediendo ese día, como un examen o una presentación, escribe palabras alegres. Déjale saber que estás pensando en él y que sabes que lo logrará.
Si sientes que tu hijo necesita simplemente un incentivo general, escoge una cualidad que te gusta de él – la manera en como ríe, la forma como piensa y escribe una frase o dos sobre ello. Recuérdale cuán especial y maravilloso él es.
Aunque las citas famosas puedan ser extravagantes cuando son clichés, las palabras significativas de un escritor, estudioso, atleta o ex presidente, a veces pueden ser exactamente lo que te gustaría decir – si fuéramos un poco más elocuentes. Escoge algo adecuado para la edad, pero también ofrece algo que pueda esforzar un poco su mente – semejante a Abraham Lincoln, “Voy a prepararme y un día mi oportunidad llegará”.
Reír es la mejor medicina, pero es también una gran fuente de aliento. ¿Quién no necesita reír en medio del día? Incluyendo un chiste como “¿por qué el libro de matemáticas parece tan triste? ¡Porque tiene muchos problemas!” en su lonchera es una gran carcajada que compartirán, y puede incluso reírse cuando lo comparta con sus compañeros.
Una frase de su libro o película favoritos
Cuando estés leyendo un libro o viendo una película juntos, toma nota de las frases especiales, las que parecen conmover a tu hijo o hija. Puede ser tan simple como cuando Dory dice en Buscando a Nemo: “Basta continuar nadando”. Recordando un gran momento que tuvo contigo, o recordando un sentimiento positivo que asocie esa película o libro, puede ser un verdadero impulso en un día difícil.
Escribir una oración – sea la que ustedes generalmente dicen juntos o una nueva – permite que tu hijo sepa que no son sólo sus pensamientos los que están con él en la escuela, sino que Dios también está con él. Escoge una oración de agradecimiento o de alegría o una oración para una circunstancia específica. Una oración para los profesores de tu hijo también puede ser bueno.
Un versículo de la Biblia
Semejante a una oración, escribir una palabra de la Escritura les recuerda que no están solos y que Dios está ahí para ayudar. ¿Quién no necesita leer “No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera (Is 41,10)?
El mejor incentivo es recordarle a nuestros hijos cuánto los amamos, que estamos de su lado, no importa lo que pase, y que pensamos que el mundo es de ellos. Entonces, cuando sientas que tu hijo necesita de un impulso, escribir esas pequeñas tres palabras – ¡Yo te amo! – puede hacer toda la diferencia del mundo.
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