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Lectio Divina: Domingo XX semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA: Proverbios 9, 1-6
 
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 33
 
SEGUNDA LECTURA: Efesios 5, 15-20

 
Invocación al Espíritu Santo:
 
Ven Espíritu Santo,
 
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
 
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
 
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
 
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
 
Amén
 
TEXTO BÍBLICO: Juan 6, 51-59
 

6,51: Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quien coma de este pan vivirá siempre. El pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne.
6,52: Los judíos se pusieron a discutir:
   —¿Cómo puede éste darnos de comer su carne?
6,53: Les contestó Jesús:
   —Les aseguro que, si no comen la carne y beben la sangre del Hijo del Hombre, no tendrán vida en ustedes.
6,54: Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. 6,55: Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. 6,56: Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. 6,57: Como el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí.
6,58: Éste es el pan bajado del cielo y no es como el que comieron sus padres, y murieron. Quien come este pan vivirá siempre.
6,59: Esto dijo enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
 
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO
 
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
 
Estudio Bíblico.
 
Estamos recorriendo la XX semana del tiempo ordinario, y este domingo las lecturas nos adentran en el extenso discurso sobre el Pan de Vida, como en las semanas anteriores.
 
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quien coma de este pan vivirá siempre. El pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne”. El relato comienza con esta frase, presente a la vez en el último versículo de la lectura del pasado domingo. Jesús se encuentra en la sinagoga de Cafarnaúm, y se dirige a los judíos que estaban presentes. Estos no logran entender las palabras, no pueden comprender como Jesús es capaz de decir tales cosas. Los judíos tomaban al pie de la letra las palabras de Jesús.
 
En varias ocasiones Jesús reitera sus palabras, las vuelve a repetir, tal vez pensando en que los judíos podrían llegar a comprenderlas. Jesús entrega su propio cuerpo, como Pan para la vida del mundo, este es el mensaje que ronda y centra todo el relato.
 
Recién en el versículo 53, del discurso del Pan de Vida, aparece la sangre, como bebida. Es decir, no solo el Pan, o el cuerpo, sino este junto a la sangre. Esta es la Eucarística, la presencia del cuerpo y de la sangre, del pan y del vino.
 
Es la sangre de Jesús que se derrama por nosotros, y se entrega. Esta imagen esta íntimamente relacionada a la Pascua judía, vale decir que al momento de este discurso, la fecha de celebración de esta festividad estaba cercana. En la Pascua judía se inmolaba el cordero, este debía ser macho, sin defecto, y joven. Junto al cordero se preparaban los panes ácimos. De esta forma existe una prefiguración de la eucarística; el cordero degollado y el pan ácimo.
 
Con Jesús se configura el verdadero cordero, que se entrega, y derrama su sangre por nosotros. Esta entrega tiene su plenitud en la pasión, y posterior muerte de cruz. El sacramento de la Eucaristía, donde entramos en comunión con Jesús y con la Iglesia, nos habla de este misterio de la cruz, que se hace visible y accesible a través de Él.
 
Jesús a través de la cruz se transforma en una nueva forma de corporeidad y humanidad que se compenetra con la naturaleza de Dios, esa comida debe ser para nosotros una apertura de la existencia, un paso a través de la cruz y una anticipación de la nueva existencia, de la Vida en Dios, y con Dios.

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