Hoy el reto del amor es pedirle un regalo a la Virgen

La verdad es que esta fiesta siempre la he celebrado mucho; cuando estaba fuera, porque iba a las fiestas de los pueblos, y, aquí dentro, porque había una monja que se llamaba Sor Asunción, y era pasión lo que tenía por María.
 
Desde primera hora, en Laudes, me tocó mucho la liturgia, muy solemne. Desde mi sitio coral tengo una imagen de María en frente de mí. Y, mirándola, le pedí un detalle, le dije que quería un regalo. Sí, quería un regalo donde pudiera reconocerla a ella.
 
Fue pasando el día, y daba gracias al Señor por las visitas que tuvimos, una por la mañana y otra por la tarde, donde sentimos a Cristo en medio de nosotros. Pero para nada vi a María en ello.
 
Llegué a la oración y no me acordé de volver a pedirle el regalo. Pero, ya en completas (la última oración del día), vinieron con nosotras unos amigos; bueno, más que amigos son familia del monasterio. Es un matrimonio que tienen una hija que canta como los ángeles, y, al acabar completas, Ana Pilar cantó a la Virgen el Ave María de Schubert.
 
Impresionante, no me lo podía creer, estaba teniendo el regalo que le había pedido. En directo, escuchar esa maravilla. Si te soy sincera, pensaba que se acababa el día y que me quedaba sin regalo, no porque María no me lo hubiera hecho, sino porque yo no lo había reconocido.
 
¿Alguna vez te has parado a pedir un regalo a María?
 
Hoy el reto del amor es pedirle un regalo a la Virgen. No le digas cuál, déjate sorprender por ella. Cuando alguien te hace un regalo, no pongas condiciones; vuélvete niño.
 
Feliz día.
 
VIVE DE CRISTO

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