Me sentía huérfano. Pero cuando me volví padre me reencontré con mi papá

Si hay algo claro para Lou, es que quiere ser lo opuesto a su padre. Por eso quiere el número 41 en la camiseta de fútbol: el número del padre, de hecho, era el 14.

La separación de los padres, cuando era chico, lo hirió, y de adolescente su rencor hacia su papá explotó: él se volvió a casar, vivía sereno, mientras que la mamá desde que se enfermó hizo que terminaran todos en la calle y Lou tenía que trabajar por la noche para llevar a casa algo de comer. “Mi papá me buscaba pero yo rechazaba cualquier tipo de relación”.

Todo cambió cuando Lou se volvió papá. Buscó a su padre, y un día lo invitó a su casa: “Le abrí mi corazón. Le dije: te perdono, te quiero mucho, te entiendo”. Ahora, como papá, “entiendo tus intentos, entiendo qué sentías ante mi rechazo”. Hablan largo y tendido, luego Lou lo acompañó a su habitación, por primera vez le dio un beso antes de dormir. “Le dije: te quiero mucho. Fue lo último que le dije”.

Esa misma noche su padre murió. “Dios nos dio la oportunidad de reencontrarnos y perdonarnos. Pasé años odiándolo, desperdicié mucho tiempo… Pero cuando llegas a perdonar, puedes vivir finalmente libre”. Y hoy “lo siento más cerca que nunca, como si estuviera siempre conmigo”.

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Por Marinella Bandini y Anna Raisa Favale