Header Ads

La reflexión y la oración previa a las elecciones en Argentina

Como es habitual en algunos sistemas electorales de distintos países del mundo, la Argentina ingresa desde las 8 del viernes y hasta que terminen las elecciones presidenciales del domingo en tiempo de veda electoral.

Durante la veda, no se pueden realizar actos de campaña ni realizar acciones masivas que puedan entenderse como proselitistas. Se prohíbe la publicidad oficial o cualquier comunicación que pueda ser entendida como tal en todo tipo de medios. En otros países se conoce también como tiempo de reflexión.

Los primeros antecedentes de veda electoral en el país sudamericano datan de principios del Siglo XX, de 1902, previo a la ley de Sufragio universal secreto y obligatorio vigente en la Argentina, conocida como Ley Saénz Peña, que amplió su alcance. Pero ya en esa disposición de 1902 se prohibía el uso de banderas o consignas distintivas durante el día de elección.

Ocurría que los distintos partidos solían concurrir a disputar, incluso por medio de la violencia, los votos de las mesas de votación. Esas formas, ya depuestas, intimidaban al votante y quitaban, por cuestiones obvias, serenidad y libertad a su juicio.

Para que el ciudadano desarrolle su propio pensamiento y no sea intimidado, además de la veda, se creó el cuarto oscuro, el espacio en el que él solo, sin la presión de lo que pueda pasar en su entorno, elige el candidato de su preferencia.

Otras restricciones fueron agregándose durante el paso del siglo XX y en el mismo Siglo XXI, el impedimento de difusión de encuestas e incluso la inclusión de internet como espacio de respeto de la veda.

Y aunque no está explicitado como forma de ley, desde la Camara Nacional Electoral también aclararon que la veda ha de ser respetada también en las redes sociales.

En una reflexión publicada cuando la campaña recién iniciaba, el obispo de San Francisco, Córdoba, Sergio Buenanueva, escribía:

“La emisión del voto es un acto personal de alto contenido ético. Es una decisión de conciencia, tan responsable como comprometida y realista. El voto tiene que ser cuidadosamente pensado. Reclama la virtud de la prudencia y su modo típico de guiar la toma de decisión: ver, juzgar y obrar”.

Aunque seguramente el gran grueso de los votantes haya decidido su voto, y haya ido argumentándolo, e incluso compartiéndolo desde antes de la campaña, siempre es oportuno el discernimiento previo individual.

Y la confirmación en la serenidad. No tan solo porque la ley protege con herramientas como la veda, sino también porque después del voto probablemente haya ciudadanos que hayan elegido una opción distinta y con los que habrá que convivir pacíficamente construyendo el bien común.

La antesala de una votación no es la antesala de un partido de fútbol, y el día después no puede ser lo mismo.

Completaba su reflexión el Obispo Buenanueva estos días:

“Pierdan o ganen las propuestas que guarde en el sobre que depositaré este domingo en la urna, las personas de mi Patria estarán caminando la vida conmigo, coincidan o no con mis elecciones. Por eso, al votar elijo este bien, arduo pero posible y, sobre todo hoy, urgente: convivir con espíritu fraterno, en paz y respeto por el otro; en diálogo que busca consensos, una y otra vez”.

Son horas además, como vienen pidiendo todos los obispos argentinos, para rezar la oración por la Patria. Escrita en otro contexto, también difícil como el vigente, sigue apelando a la unidad de los argentinos, hoy acuciante ante la profundización de la denominada “grieta”.

Oración por la Patria

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.

Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.

Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.

Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.