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El primer cómic – y un poco maleducado – se encuentra en una iglesia de Roma

En Roma, en la interesante basílica de san Clemente, muy cerca del Coliseo, se encuentra lo que podríamos considerar el primer cómic de la historia y con unas cuantas “malas palabras”.

Es un fresco en la pared que cuenta una parte de la vida de san Clemente, y sus inscripciones, aunque no están dentro de los famosos balloon o “bocadillos” de los diálogos de las historietas, son diálogos y se encuentran muy cerca de los personajes para detallar lo que estaba sucediendo en el momento.

En la época que se realizó este fresco, en la Edad Media, alrededor del siglo XI, la lengua oficial en Roma seguía siendo el latín, pero aquí se puede documentar los primeros pasajes del latín al italiano vulgar.

Esta historia nos remite al I siglo d. C y cuenta la leyenda de san Clemente y Sisinio, un impío prefecto romano.

Teodora era la mujer de Sisinio, que según la tradición se había convertido a la religión cristiana a escondidas de su marido, en una época donde los cristianos eran perseguidos.

Un día que Teodora se encontraba con papa Clemente para presenciar los ritos a escondidas junto a la pequeña comunidad, fueron descubiertos por Sisinio y sus soldados, que la habían seguido.

El prefecto enseguida intenta arrestar a Clemente y a Teodora, pero por efecto de un milagro, de repente Sisinio se vuelve ciego y sordo. Renunciando a su intención, tuvo que volver a su casa ayudado por un soldado.

Tiempo después, el papa, sintiendo piedad por las condiciones de Sisinio, se dirige a su palacio para curarlo. Pero el prefecto enfurecido llama a sus siervos (Albertel, Cosmari y Carvoncelle), para que arrojen al pontífice inmediatamente fuera de su casa.

Entonces es cuando se produce otro prodigio: Cuando los tres siervos enviados por Sisinio tomaron a Clemente, este desaparece quedando en su lugar una pesada columna, que los criados apenas podían sostener.

Es esta la escena que es representada en el fresco a modo de comic con los siguientes diálogos:

San Clemente comenta en un modo muy educado usando el latín: “Por la dureza de vuestro corazón, habéis merecido arrastrar piedras”

En cambio los tres criados y Sisinio se expresan en un italiano vulgar o propio del populacho.

El siervo a la izquierda comenta: – ” Falite dereto colo palo, Carvoncelle “ (Pónlo derecho con el palo, Carvoncelle)

Y Sisinio furioso grita a los siervos: ” ¡Fili dele pute, traíte !” (¡Hijos de p…, tiren!).

Podríamos decir que este es el primer cómic, nacido en el siglo XI.

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