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El CEO que se baja el sueldo y sube el de sus empleados

El mes pasado, Dan Price, presidente y fundador de la empresa de procesamiento de tarjetas de crédito Gravity Payments en Seattle, Estados Unidos, impresionó a sus empleados y a todos los que leyeron sobre su nueva política salarial.

Durante la apertura de la nueva oficina en la ciudad de Boise, Price anunció a través de Twitter que todos sus empleados pasarían a ganar un mínimo de 70.000 dólares (unos 63.100 euros) en 2024, una política que Price ya había puesto en marcha en sus oficinas de Seattle en 2015.

Su razonamiento surgió a raíz de un estudio que leyó donde se demostraba una correlación entre la mejoría del bienestar de un empleado cuando el nivel de ingresos llega a los 75.000 dólares (unos 67.600 euros), algo que la mayoría de la gente valoraría.

Así que, hace tres años redujo un 90 % su propio sueldo de 1 millón de dólares y extrajo 2 millones de los beneficios de la empresa para poder incrementar los salarios de sus empleados de forma que terminaran llegando al objetivo de 70.000 dólares en 2018.

Algunos miembros de su personal vieron cómo se doblaba su sueldo, según informaba Kake.com.

Price, que es el accionista mayoritario de la empresa, consideró esa decisión como un “imperativo moral”, ya que cree que no debería haber un margen tan considerable entre el sueldo de un CEO y sus empleados, según informó Chris Isidore en CNN.

Los resultados fueron tan impresionantes que Price decidió aplicar la misma política para sus empleados nuevos de la última oficina de Gravity.

Price explica en el sitio web de su empresa que crear una igualdad salarial ha tenido unos efectos increíbles entre sus empleados: “El número de bebés nacidos entre mis trabajadores ha incrementado de entre 0-1 al año a unos 6-7 al año. Más del 10 % de los trabajadores han adquirido por primera vez una vivienda. Han pasado a cotizar más del doble para su plan de pensiones y más del 70 % de los empleados con deudas han podido saldar una parte”.

El nivel de seguridad que tienen sus empleados al saber que pueden poner comida en la mesa y combustible en el coche reduce los niveles de estrés en casa y en el trabajo, lo que permite que esa mano de obra más contenta se sienta mejor valorada.

Este hecho coincide con la propia lucha de la Iglesia por la justicia social y un salario vital digno. En 1891, el papa León XIII afirmó que el salario de un trabajador debería poder cubrir los gastos de mantener una familia.

Desde entonces, otros Papas y obispos han subrayado la necesidad de un sueldo justo. Ahora que la política salarial de Price está llamando la atención, quizás otras empresas sigan su ejemplo y ofrezcan sueldos a sus trabajadores que les permitan llevar un estilo de vida menos estresante y más favorecedor para la familia.

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