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Bogotá, la capital de Colombia, por fin tendrá metro

Con la adjudicación de la construcción de la primera línea del Metro de Bogotá se concretó un proyecto del que se habló durante 77 años. La etapa inicial será construida y operada por un consorcio chino, movilizará 1.050.000 pasajeros por día y conectará la zona sur con la zona norte en solo 27 minutos.

En 1942, cuando la ciudad tenía 400 mil habitantes, el alcalde de entonces propuso construir un metro. Pasaron los años, llegaron diferentes gobernantes –unos guardaban el proyecto y otros lo desempolvaban– y la iniciativa no se hacía realidad. Las razones son muy conocidas por los bogotanos: falta de recursos, decisiones administrativas equivocadas, intereses económicos y disputas políticas, entre muchas otras.

Hoy, cuando Bogotá está cerca de tener 8,3 millones de habitantes, se sabe con certeza que la obra empezará en el segundo trimestre de 2020 y estará operando en el 2025.

METRO
Metrodebogota.gov.co

En América Latina son varias las grandes ciudades que cuentan con este sistema de transporte masivo. Buenos Aires, Ciudad de México, Sao Paulo, Santiago, Quito, Panamá, Río de Janeiro, Santo Domingo, Caracas, Brasilia, San Juan y Lima antecedieron a la capital colombiana y tienen subterráneo, tren o metro, nombres que recibe este medio de transporte que se caracteriza por tener líneas propias por las que circulan sus vagones.

En lo que sí va a superar Bogota a varias de estas urbes es en la extensión de su primera línea, que será de 23,9 kilómetros y conectará populosos sectores del suroccidente con barrios y centros empresariales del norte de la ciudad.

Aunque al proyecto no le faltaron los opositores y siguen surgiendo críticas, el presidente de Colombia, Iván Duque, aseguró que esta es “una obra que por fin se adjudica para cumplir el viejo anhelo de los capitalinos. Una iniciativa que cambiará vidas y contribuirá al desarrollo de nuestra capital”.

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Eficiente, amable y sostenible

El Metro de Bogotá será elevado, 100% eléctrico, automatizado y ambientalmente sostenible. El viaducto tendrá 13,5 metros de alto y estructura sismorresistente, permitirá renovar 1,3 millones de metros cuadrados de espacio público y ganar casi 95 mil metros cuadrados, en los cuales se construirán plazoletas, andenes, separadores, ciclorrutas y vías.

Esta megaobra, la más importante en la historia de Bogotá, será construida y operada los primeros 20 años por dos firmas chinas y según sus promotores es “un plan de mejoramiento de la ciudad, una oportunidad para transformar el espacio público a lo largo del trazado, en mejora de la calidad de vida de los usuarios del sistema y de los ciudadanos que vivan o trabajen en sus cercanías”.

Para empezar, el tren no será subterráneo si no elevado. Esta opción permite reducir tiempos, costos y riesgos de hundimientos e inundaciones. Las autoridades locales aseguran que hacerlo bajo tierra aumentaría tres veces la duración de la obra y ponen de ejemplo el caso reciente de Río de Janeiro, donde “la construcción de una línea de metro subterráneo fue calificada como una “calamidad pública”, pues la obra costó 21 veces más de lo previsto”.

A pesar de que un buen número de ciudades en el mundo tiene metro subterráneo y muchos defienden esta opción, expertos en movilidad coinciden en que para los ciudadanos es más agradable ver el exterior mientras se movilizan hacia sus hogares o sus lugares de trabajo. En Bogotá, los cálculos indican que estas personas pasan en total siete millones de horas al año dentro de un bus.

La primera línea movilizará 72 mil pasajeros cada hora por sentido, lo que se traducirá en más de un millón de viajes diarios. Tendrá 16 estaciones y 28 edificios de acceso, en los cuales se ubicarán zonas comerciales, módulos para atención a ciudadanos, servicios públicos y cerca de diez mil parqueaderos para bicicletas. Contarán, además, con todas las facilidades para personas en situación de discapacidad.

La operación y los espacios fueron concebidos con altos estándares ambientales, siguiendo los principios del Desarrollo Orientado al Transporte Sostenible que dan prioridad a las formas de movilización impulsadas por energías limpias (en este caso trenes eléctricos) y por el cuerpo humano (bicicleta, caminata, patineta), y de esta forma se reduce la dependencia del auto particular.

Para esta primera fase se utilizarán equipos de bajo consumo de energía y agua, se escogió un diseño que aprovechará la iluminación y la ventilación natural, se recuperarán las aguas lluvias y se facilitará el reciclaje a través de puntos ecológicos.

Con el fin de disminuir la contaminación auditiva, el ruido se orientará hacia la parte superior mediante el diseño de las vigas en forma de herradura y el recubrimiento interno que tendrán.

Y con relación a la contaminación del aire, se asegura que el metro generará la menor cantidad de CO2 por persona, comparado con los demás medios de transporte de la capital colombiana.

En 2025, cuando empiecen a rodar sus trenes, Bogotá dejará de ser una de las grandes ciudades latinoamericanas sin este sistema de transporte masivo. También será la segunda ciudad colombiana en tenerlo, un logro alcanzado por Medellín hace más de 24 años.

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