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¿Milagro de San Jacinto?: El asalto de película en una iglesia que no logró su fin

Es tan solo recorrer de forma breve los diversos medios de comunicación –tanto en ediciones impresas o digitales-  a lo largo y ancho del continente para toparse con crónicas policiales de todo índole y color. Y la Iglesia, en diversos lugares del mundo, tampoco es ajena a la inseguridad.

Lo que sucedió en una iglesia de Ecuador, más precisamente en la catedral de Yaguachi (localidad de Guayas), podría ser interpretado como un hecho de violencia más. Sin embargo, para quienes tuvieron que vivir lo que se relata a continuación no tiene explicación.

Efectivamente, según las crónicas periodísticas de medios como El Comercio –y confirmadas por un contundente comunicado de la propia diócesis de Yaguachi-, la celebración religiosa en honor a San Jacinto (patrono local) el pasado viernes 30 de agosto terminó con un asalto de película dentro del templo.

“Habíamos cerrado ya dos puertas y queríamos cerrar la principal también. Pero me acerqué a unos señores que todavía estaban dentro de la iglesia, que parecía estaban rezando, con velas, bastante devotos. Les dije que por favor ya íbamos a cerrar y fue cuando sacaron sus armas. Querían que abra mi cuarto”, relató a El Comercio el rector y sacerdote de la basílica de Yaguachi, sacerdote que junto a otras religiosas de la congregación de la Sagrada Familia de la India –misioneros que llegaron hace casi tres años al lugar- fue retenido por los asaltantes.

“Comenzamos a gritar (…). Uno fue hacia una de las hermanas y le tapó la boca. Otro vino hacia mí y también me tapó la boca, muy fuerte, me sentaron en una banca y pusieron un arma en mi cabeza. Solo me decía: tranquila”, agregó una de las religiosas.

Pero lo que se presentaba como un hecho verdaderamente dramático, de un momento a otro tuvo un giro inesperado: los asaltantes huyeron del templo. Tal vez por la reacción de las religiosas o por los gritos de la gente fuera, todos hechos que generaron que se alertara a la Policía y que dos de los supuestos implicados fueron rápidamente capturados.

No obstante, la religiosa que dio este testimonio fue más allá: “No sabemos qué pasó pero se fueron. San Jacinto hizo un gran milagro”, sentenció.

El respeto a la casa de Dios

La propia diócesis local, a través de un comunicado en el que dio cuenta de los hechos, fue enfática en pedir que “prevalezca el respeto a la casa de Dios, lugar de oración y encuentro para los creyentes, a la integridad y vida del ser humano”, al tiempo de confirmar que las víctimas de este asalto, que en definitiva no llegó a su fin, están bien.

Mientras tanto, la pregunta vuelve a surgir tras el testimonio de una de las religiosas: ¿milagro de San Jacinto?

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