Nicaragua o la imposibilidad del diálogo
La muerte del preso político Eddy Montes Prislan, natural de Matagalpa, Nicaragua, pero con ciudadanía estadounidense, ha puesto de nueva cuenta contra las cuerdas al régimen encabezado por el presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
Según ha dicho en su cuenta de tuiter Ramón Jáuregui, eurodiputado y presidente de Eurolat (Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana), Eddy Montes pudo ser asesinado en la prisión llamada “La Modelo”. De hecho los impactos de bala fueron por la espalda del prisionero.
“Las informaciones que me llegan de allí hablan de un asesinato en prisión. ¡Es la peor noticia que podemos recibir!. Comprendo y comparto la inquietud de los familiares de otros presos políticos”, señaló Jáuregui en su tuit.
Montes estuvo preso desde octubre de 2018 y murió el pasado jueves 16 de mayo por varios impactos de bala. “El gobierno de Nicaragua debe aclarar los hechos sin mentiras. La liberación de los presos es una precondición del diálogo”, aseguró Jáuregui.
El posible asesinato de Montes ha suscitado protestas y amenazas tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea (UE). Un portavoz de la UE dijo: “Su muerte ocurrió en circunstancias poco claras… la Unión Europea, por ello, espera una investigación exhaustiva”.
Por su parte, Thelma Brenes, residente en Holanda y representante del Comité pro Liberación de Presos Políticos de Nicaragua señaló que “la muerte de don Eddy nos demuestra que el régimen Ortega-Murillo no actúa de buena fe”.
Brenes, hija de Carlos Brenes, un luchador del sandinismo que se distanció de Ortega y ahora está preso acusado de terrorismo, dijo que el presidente “ha cruzado la última línea roja, aunque haya habido un motín, es una vida que se perdió, y el gobierno debe abrir una investigación”.
Desde el 18 de abril de 2018, Nicaragua vive una tremenda crisis de derechos humanos y de represión que lleva ya tres centenas largas de muertos y más de ochocientos presos políticos (aunque Ortega solo reconozca doscientos).
Diálogo roto
La liberación de los presos políticos es la primera de todas las condiciones que han pedido las partes que negocian con el gobierno para poder seguir en la mesa de diálogo y encontrar salida a la crisis que ha generado cerca de 45.000 exiliados en poco más de un año.
Este lunes la Alianza Cívica, opositora al régimen de Ortega y que agrupa organizaciones de muy diversos estratos sociales y profesionales, académicos y universitarios, simplemente se retiró de la mesa de diálogo acusando a Ortega de incumplimiento de la liberación de presos políticos.
La fecha límite que tiene Ortega es el próximo 18 de junio, pero la Alianza Cívica –como buena parte de los nicaragüenses—ha visto cómo Ortega amaga con liberar presos políticos, lo hace con unos cuántos y gana tiempo en las negociaciones.
De hecho, este lunes, según un comunicado enviado por el Ministerio de Gobernación a la comunidad internacional –con la mira puesta en las posibles sanciones que le imponga la UE—se afirma que han sido liberados otros cien presos políticos.
Por su parte, el cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo José Brenes, pidió a la Policía que evite “más violencia” en Nicaragua, tras lamentar que hayan rodeado la Catedral Metropolitana para buscar a opositores del gobierno de Daniel Ortega.
“Vi un video en el que se ve que mi Catedral está prácticamente rodeada por la Policía, es lamentable”, afirmo el prelado, durante una conferencia de prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) celebrada en Tegucigalpa (Honduras).
El cardenal Brenes sostuvo que “la violencia genera más violencia y trae más desconfianza entre los ciudadanos” y que el diálogo “es la única solución a los problemas en el país”.
Pero el diálogo es poco menos que imposible en medio de los incumplimientos y las amenazas del régimen sandinista a los opositores y a los que salen a las calles a protestar.
Difícil situación de Nicaragua en imágenes:
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