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La primera parroquia de Fátima en la Argentina, marcada por el Papa Francisco

Antes de ser elegido Papa, Francisco introdujo cambios importantes en la primera parroquia argentina dedicada a Nuestra Señora de Fátima, en el barrio porteño de Villa Soldati.

No espere el peregrino a esta parroquia un edificio neogótico que arañe las nubes. Tampoco una réplica del santuario origina en Portugal. Pero este edificio de tres pisos encierra una historia de piedad y devoción que lo hace digno de los mayores templos dedicados a esta advocación mariana.

Hacia mediados de siglo XX, convivían en este humilde barrio de trabajadores al sur de la Ciudad de Buenos Aires inmigrantes de distintas nacionalidades, entre ellos portugueses. Las humildes casas que se habían erigido, no obstante, corrían riesgo de ser expropiadas por el gobierno, ante lo que iniciaron una Novena a María en esa advocación que se había aparecido a los pastorcitos de Fátima algunas décadas atrás.

Nueve días se encomendaron a la Virgen de Fátima, y al terminar la Novena, supieron que el Gobierno había desistido de su proyecto. Ese día, relatan las crónicas, una bandada de palomas blancas sobrevoló el barrio, cercano a un basural. En agradecimiento se propusieron crear un santuario para la Virgen de Fátima en Villa Soldati, y fueron a ver al Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Santiago Copello. El cardenal Copello terminó de concretar el anhelo de María para Buenos Aires, no tan solo ordenando la creación de la parroquia, sino también acercando una imagen que tiempo atrás había donado el Embajador de Portugal en la Argentina enviada desde el lugar de las apariciones, y encomendando la parroquia a un Misionero del Sagrado Corazón llegado de España que esperaba destino. La primera Parroquia de Nuestra Señora de Fátima de la Argentina fue erigida formalmente el 25 de julio de 1951. En 1957 se trasladó a su actual templo. En 1992 fue consagrado santuario diocesano.

De un primer galpón que aún en su humildad atesoró esa primera imagen enviada desde Portugal a la argentina, a la actual parroquia, y del colegio al instituto terciario, la parroquia de Nuestra Señora de Fátima fue convirtiéndose en un pilar de Villa Soldati. Incluso un barrio muy humilde de la zona pastoral de la parroquia tomó el nombre de Fátima.

Así lo entendió el cardenal Jorge Bergoglio durante sus años al frente de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Y en una de sus últimas decisiones, encargó formalmente la vida de la parroquia a la familia marianista, que desde hace décadas colaboraba con los Misioneros del Sagrado Corazón en los colegios y capillas con sus distintas ramas. El cardenal Bergoglio esperaba que el renovado esfuerzo de la familia marianista en la comunidad educativa transforme el barrio, tal como recordaba el párroco al inaugurar unas obras edificadas a finales de 2013.

Hoy son numerosas las parroquias dedicadas a Nuestra Señora de Fátima en la Argentina. En la Arquidiócesis de Buenos Aires, por lo pronto, dos más. Pero esta fue la primera. Nació cerca de un basural, entre los más humildes. Pero hoy es epicentro de la devoción a Nuestra Señora de Fátima, y de un barrio que no sería el mismo sin ella.

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