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Amnistía Internacional anuncia una crisis de derechos humanos en América Latina

El Informe Anual de Amnistía Internacional (AI) 2016/17 describe un panorama en donde prevalecen obstáculos y restricciones a la justicia y a las libertades fundamentales, así como el “uso indebido de los sistemas judiciales y de los aparatos de seguridad para responder a la disidencia y al creciente descontento de la ciudadanía, y aplastarlos de modo implacable”.

El Informe anual de AI señala que países como México, Venezuela, El Salvador, Honduras y Guatemala han sido duramente golpeados por los abusos de la autoridad y por la impunidad con la que se producen violaciones constantes a los derechos humanos.

“La crisis está interconectada con todo lo que pasa en la región”, dijo Erika Guevara-Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas.

“Las acciones violentas de los organismos de seguridad y la falta de una respuesta eficaz de las autoridades para hacer cumplir el respeto a los derechos humanos, cada vez hace más complejas las estrategias estatales para atender a los problemas sociales”, agregó Guevara-Rosas.

México es uno de los países más preocupantes de la región. Según Guevara-Rosas “la impunidad por tortura y otros malos tratos seguía siendo casi absoluta”.

Y esto se ve sobre todo entre los migrantes de Centroamérica y de otras regiones que usaban al país como zona de tránsito y que ahora, por la dificultad de cruzar hacia Estados Unidos, están solicitando asilo en México, aunque siempre expuesto a la violación de sus derechos.

El estudio anual de AI calcula que cada año unas 400,000 personas indocumentadas cruzan la frontera sur de México. Hasta octubre de 2016 se habían presentado 6,898 solicitudes de asilo, pero solo se les concedió la condición de refugiados a 2,162 personas (93 por ciento de las solicitudes provinieron de ciudadanos de El Salvador, Honduras y Guatemala).

“México enfrenta una de las peores crisis de derechos humanos en todo el hemisferio y se ha convertido en el país que hace el trabajo sucio de los estadounidenses, porque tiene el mayor número de deportaciones en los últimos dos años: solo en 2016 devolvió a cerca de 150,000 ciudadanos a Guatemala, Honduras y El Salvador”, señaló Guevara-Rosas.

En este sentido, la directora ejecutiva de Amnistía Internacional México, Tania Reneaum Panszi, explicó que además “hay una crisis de solicitantes de refugio y migrantes que transitan por el territorio mexicano que no solo buscan irse a Estados Unidos, sino que también quieren quedarse en México debido a la violencia de Centroamérica”.

En este sentido, El Salvador, Guatemala y Honduras, han convertido el “Triángulo Norte” de Centroamérica en una de las regiones más violentas del mundo superando las cifras de muertes de zonas en guerra.

Según los datos del informe de AI, la tasa de homicidios de El Salvador (108 habitantes de cada 100,000) era una de las más altas registradas. Durante la primera mitad de 2016 se denunciaron 3,438 homicidios, frente a los 3,335 del mismo periodo de 2015.

En Honduras más de un centenar de agentes de policía de alto rango fueron destituidos por su vinculación con la delincuencia organizada y Guatemala inició una serie de investigaciones contra más de una decena de ex militares por diversas violaciones a los derechos humanos.

En Guatemala se denunció la criminalización, mediante procedimientos penales sin fundamento y el uso indebido del sistema de justicia penal, de quienes se oponen a proyectos de explotación de los recursos naturales, y suelen ser identificados como “el enemigo interno”.

Según Udefegua, una ONG local, 14 activistas de los derechos humanos fueron asesinados el año pasado.

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