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Una isla ecológica en el Vaticano: el ejemplo empieza en casa

“La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”, escribe el papa Francisco en Laudato Si’ (21). Así que, como el ejemplo empieza en casa, los últimos papas ya tomaron medidas para que el estado pontificio sea “verde” y no contamine.

La gobernación de la Ciudad del Vaticano informó que a partir de este lunes 14 de noviembre de 2016 empieza a funcionar la nueva área ecológica ubicada en la Torre de San Giovanni, dentro de las 44 hectáreas que ocupa el estado independiente más pequeño del mundo.

En Laudato Sí, la encíclica social sobre el cuidado de la Creación, el papa Francisco alerta sobre la contaminación producida por los residuos, cientos de millones de toneladas por año, muchos de los cuales no son biodegradables.

Es un problema incluso del Estado de la Ciudad del Vaticano, que aunque con la extensión territorial limitada, ya sea por el número de habitantes que por su territorio, también de hecho produce sus propios residuos.

La Gobernación explica que “ya desde hace varios años se promueve el reciclado en las diversas Oficinas y en los hogares de los residentes”.

“En muchos lugares del planeta, los ancianos añoran los paisajes de otros tiempos, que ahora se ven inundados de basura”, alertó Francisco (LS: 21). En efecto, este no es el caso de los verdes jardines y de las calles del Vaticano; sin embargo, se requiere un trabajo de manutención y mejora del sistema de recolección de residuos.

Por ello, el departamento competente de la basura, durante cerca de dos años, ha distribuido a los “distintos usuarios el llamado “kit” para la recogida diferenciada, que consiste en contenedores de diferentes colores para distinguir los diversos tipos de residuos y las bolsas para la recolección”, se lee en un comunicado.

Los contenedores, ubicados en todo el territorio del Estado, se han aplicado y, en consecuencia divididos de acuerdo a las diversas clases de residuos.

De esta manera, las autoridades vaticanas ha implementado la isla ecológica en una “zona idónea”. La Dirección de los Servicios Técnicos anunció que llevó a cabo el trabajo necesario para adaptarla a las necesidades requeridas para realizar un lugar de recolección de residuos.

Como experimento, serán los contenedores de papel y de cartón a inaugurar la nueva isla ecológica. “Para empezar se ubicará un compactador pero, después de la primera fase, se espera que este se convertirá en el principal punto de recolección para todo el Estado de la Ciudad del Vaticano”.

“Desde hace varios años, el Vaticano está haciendo la recolección de varios tipos diferentes de residuos en la zona conocida como la “Molazza”, allí se colocan residuos como el hierro, la madera e “inertes”, es decir, los residuos de construcción, no peligrosos” añadió el comunicado.

Por otro lado, en la zona conocida como la “Vignaccia” en cambio se colocan los residuos clasificados como especiales (peligrosos y no) “como aceite usado, equipos electrónicos, varios líquidos, etc.”.

Otro tema importante es la información de las personas que trabajan o viven en el territorio vaticano.

Las indicaciones son para que separen los residuos; papel, plástico, vidrio, etc, entre otros. Esto para reducir lo más posible el volumen y ayudar a los operadores en el reconocimiento de los residuos para luego almacenar los materiales.

“Todas las áreas estarán abiertas de lunes a sábado y serán atendidas por el órgano responsable de la gestión y mantenimiento de los jardines del Vaticano y, por supuesto, de la basura”.

En el Vaticano trabajan treinta personas que se encargan del decoro de las zonas verdes y de los arreglos floreales para las ceremonias que preside el Papa Francisco.

“La encíclica de Francisco ‘Laudato Sí’ ha contribuido significativamente a acelerar los tiempos de producción y puesta en servicio del sistema diferenciado de residuos”. Ahora el sistema será más organizado y puntual respecto al pasado, aunque si se respetaban las reglas esenciales.

La Isla ecológica del Vaticano obedece a la cuestión de contrarrestar la cultura del descarte, que termina afectando al planeta.

En efecto, el papa Francisco en Laudato Si’ invita a realizar un “modelo circular de producción que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar” (22).

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