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¿Robo o advertencia? Un caso más de violencia extrema contra sacerdotes en México

Cuando el sacerdote de la diócesis de San Andrés Tuxtla, en el Estado mexicano de Veracruz, José Luis Sánchez Ruiz, “regresó” con vida a su parroquia de la llamada “ciudad de los brujos” (Catemaco) tras un secuestro de 3 días, las hipótesis sobre el suceso se dispararon.

Como suele suceder en esta entidad mexicana, cuyo último gobernador se encuentra prófugo tras serle descubierta una red de corrupción millonaria, las autoridades policiacas dieron por zanjada la cuestión diciendo que el párroco del templo de los Doces Apóstoles había sufrido un intento de robo.

Hace un par de meses, cuando dos sacerdotes del mismo Estado fueron secuestrados en Poza Rica y aparecieron muertos a tiros, la Fiscalía General veracruzana también adelantó, rápidamente, el móvil del doble homicidio: robo con violencia (tras una discusión de copas).

Sin embargo, el obispo de San Andrés Tuxtla, Fidencio López Plaza, echó por abajo la especie dejada correr por el fiscal y resaltó, en un comunicado el lunes pasado, que al padre Sánchez Ruiz había regresado el domingo 13 de noviembre (su secuestro fue el 10 o la madrugada del 11 de noviembre) con “evidentes signos de haber sufrido tortura”.

El comunicado señalaba que el estado en el que regresó el padre Sánchez Ruiz es el de alguien que está “seriamente afectado en su salud física, psicológica y espiritual por los recientes acontecimientos”.

Aunque pudo regresar por su propio pie, añade el comunicado, “se requiere en este momento que el presbítero José Luis Sánchez Ruiz reciba inmediatamente atención adecuada para su recuperación y para la mayor seguridad de su persona, dado que está incapacitado para realizar cualquier tipo de declaración, suplicando al Señor pueda incorporarse a su tiempo a sus actividades pastorales y evangelizadoras”.

Amenazas en contra de su activismo

Ha trascendido que en los días anteriores al secuestro el sacerdote había recibido amenazas, seguramente por sus críticas duras contra la corrupción y el crimen en la ciudad de Catemaco.

Los ciudadanos, más de una vez, se habían manifestado por la falta de seguridad y la prepotencia del crimen organizado. Tanto así que su desaparición provocó dos días de disturbios civiles en la ciudad de Catemaco, conocida por sus curanderos (brujos) y su selva tropical exuberante.

El sacerdote Aarón Reyes, portavoz de la diócesis, dijo al canal televisivo Milenio que Sánchez Ruiz había recibido amenazas en los últimos días debido a su activismo. “Había sido amenazado, ya que es un defensor de derechos humanos y de protestas sociales. Criticaba el sistema de corrupción y el problema de inseguridad en Catemaco”, agregó.

Al menos 31 sacerdotes han sido asesinados en México desde 2006. La mayoría de dichas agresiones han ocurrido en zonas azotadas por la violencia del narcotráfico. San Andrés Tuxtla no es la excepción. Catemaco, menos.

Pero, por lo pronto, el padre Sánchez Ruíz volvió para contarlo. Muchos otros, ya no vuelven. ¿Advertencia a la Iglesia católica por parte del crimen organizado; de la autoridades civiles corruptas?

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