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Republicanos o demócratas: para los indocumentados es lo mismo

Hace unos días, en su campaña para “bajarle” el tono a las propuestas de campaña, el presidente electo de Estados Unidos, el Republicano Donald. J. Trump, dijo en una entrevista televisiva que, en realidad, no pensaba deportar a los 11.5 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos, sino que lo haría solamente con 2 o 3 millones de indocumentados que tuvieran antecedentes penales.

Curiosamente, la cifra coincide con el número de deportaciones efectuadas en los casi ocho años del gobierno de Barack Obama: 2.9 millones de seres humanos repatriados bajo el gobierno Demócrata.

En efecto, hasta julio de 2016, la administración de Obama expulsó de su país a 2,858,980 personas que no acreditaron su estancia legal en Estados Unidos, 47 por ciento sin antecedentes penales.

A la cifra (récord) anterior habrá que añadirle los deportados entre el 1 de agosto de 2016 y el 20 de enero de 2017, cuando entregue el poder a Donald Trump.

Esto ha sido una constante en cada año de su gobierno. Por ejemplo, de los 391 mil 438 extranjeros que fueron expulsados en 2009 –al inicio del gobierno de Obama–, 259 mil 601 no tenían antecedentes criminales.

Y a partir de 2014, cuando estalló lo que el propio Obama designó como una “crisis humanitaria”, los menores no acompañados “sin una causa de asilo”, se encuentran en la lista de prioridades de deportación.

El 2013 fue el año fiscal estadounidense en que más deportaciones se contabilizaron: 435,498, de las cuales 49 por ciento se realizó en personas que no tenían antecedentes penales. Ante esa realidad, las comunidades latinas comenzaron a llamar al presidente estadounidense “El Deportador en Jefe”.

En el año fiscal 2016 (hasta julio), el servicio de inmigración y aduanas de Estados Unidos tenía estimadas 196,495 personas expulsadas del país, un promedio de 646 deportaciones diarias. Por nacionalidades, esta lista la encabezan mexicanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños.

Ciertamente hay una diferencia entre la promesa de Trump y la realidad de Obama: que Trump, en principio, había estipulado que expulsaría a los 11.5 millones de indocumentados que viven en el país “en un plazo de 18 meses”.

Si mantiene la promesa y el plazo con los indocumentados con antecedentes penales, hará en año y medio lo que Obama hizo en 8 años.

Diversos movimientos y centros de investigación han encontrado que, en estos momentos, los migrantes indocumentados procedentes de Centroamérica, principalmente del Triángulo Norte de la región (Honduras, Guatemala y El Salvador), son mayoría sobre los mexicanos.

Y esto ha urgido a los gobiernos de los países involucrados, junto con el gobierno mexicano, para implementar medidas para controlar la migración, más allá de infundir miedo a través de un discurso antiinmigrantes que se puso en marcha nada más acabar la jornada electoral del pasado 8 de noviembre en Estados Unidos.

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