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Papa Francisco: Sacerdotes, ¿están apegados a Dios o al dinero?

La gente no perdona a un sacerdote cogido al dinero, que el Señor nos dé la gracia de la pobreza cristiana. Es lo que ha afirmado el Papa durante la homilía de la Misa celebrada esta mañana en Santa Marta. Estaban presentes los secretarios de los nuncios apostólicos, en el Vaticano, para el Jubileo de los colaboradores de las representaciones pontificias organizado por la Secretaría de Estado.

En el Evangelio del día Jesús expulsa a los mercaderes del Templo que han transformado la casa de Dios, un lugar de oración, “en una cueva de ladrones”. “El Señor, explica el Papa, nos da a entender donde está la semilla del anticristo, la semilla del enemigo, la semilla que arruina a su Reino”: el apego al dinero. “El corazón cogido al dinero es un corazón idólatra”. Jesús dice “que no se pueden servir a dos señores, dos patrones”, Dios y el dinero.

El dinero, afirma el Papa, es “el anti-Señor”. Pero nosotros podemos elegir: “El Señor Dios, la casa del Señor Dios que es casa de oración. El encuentro con el Señor, con el Dios del amor. Y el señor-dinero, que entra en la casa de Dios, trata siempre de entrar. Y estos hacían cambio de divisas y vendían cosas, alquilando esos puestos ¿eh? A los sacerdotes… luego entraba el dinero. Este es el señor que nos puede arruinar la vida y nos puede conducir a un fin malo de nuestra vida, sin felicidad, sin la alegría de servir al verdadero Señor, que es el único capaz de dar la alegría de verdad”.

Es una elección personal, afirma el Papa, que pregunta: “¿Cómo es vuestra actitud con el dinero? ¿Estáis apegados a él?”

“El pueblo de Dios, que tiene un gran olfato, ya sea en el aceptar, en el canonizar como en el condenar, porque el pueblo de Dios tiene la capacidad de condenar, perdona muchas debilidades a los sacerdote, muchos pecados. Pero no perdona dos: que estén cogidos al dinero o que maltrate a la gente. Cuando el sacerdote trata mal a los fieles, el pueblo de Dios esto no lo acepta y no lo perdona. Las demás cosas, las demás debilidades, los demás pecados… sí, no están bien, pero el pobre hombre está solo… y tratan de justificarlo. En este caso la condena no es tan firme ni definitiva…. El estado de señor que tiene el dinero y que lleva a un sacerdote a ser dueño y señor de una empresa o un príncipe y podemos seguir hacia arriba…

El Papa recuerda a los “terafim” los ídolos que Raquel, la mujer de Jacob tenía escondidos: “Es triste ver que un sacerdote que llega al final de su vida, está en agonía, está en coma, y los sobrinos le rodean, viendo que pueden tomar. Hagamos un verdadero examen de conciencia. ‘Señor, ¿Tú eres mi Señor o es este terafim, como Raquel, escondido en mi corazón, este ídolo del dinero?’.

Sed valientes: sed valientes. Haced elecciones. Dinero suficiente, el que necesita un honrado trabajador, el ahorro suficiente. Pero los intereses no son lícitos, son una idolatría. Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de la pobreza cristiana”.

“Que el Señor, concluye el Papa, nos de la gracia de esta pobreza de obreros, los que trabajan y ganan lo justo y no quieren más”.

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