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Las mujeres necesitan respeto y los hombres, admiración

Sobre las diferencias en la comunicación entre los sexos existen numerosas publicaciones. Simplificando mucho, podemos decir que los hombres están más centrados en los logros y las mujeres en las relaciones. Por supuesto, hay excepciones, pero hoy quiero centrarme en las consecuencias de esta diferencia. 

Cada uno de nosotros quiere ser admirado, sin embargo, para los hombres esto es mucho más importante que para las mujeres. Estimadas féminas, el hombre mide su valor según sus logros, mayores y menores. Para él, es importante el reconocimiento de sus esfuerzos y su aprecio. Haz un examen rápido de conciencia y pregúntate: ¿Cuántas palabras de admiración dedicaste durante la semana pasada a los hombres cercanos a ti? ¿Cuántas veces apreciaste a tu esposo, novio, hijo, padre? Y en el trabajo, ¿estabas agradecida por los esfuerzos de tus colegas o subordinados y se lo comunicabas en palabras?

A lo mejor pasó todo lo contrario, ¿quizás sólo te quejabas, o te centrabas en sus errores?A menudo, las mujeres no se dan cuenta de lo importantes que son para los hombres sencillas palabras de agradecimiento y reconocimiento. Y qué consecuencias provoca la falta de admiración. Cuando una mujer no se siente admirada, por lo general comienza a esforzarse más. Quiere ganar reconocimiento, sabe luchar por ello.

El hombre en la misma situación progresa en dirección contraria, perdiendo todo el afán y entusiasmo para la acción. Actúa como si no le importara.Y entonces, a menudo se crea un círculo vicioso. El hombre que no se siente apreciado, deja de esforzarse. Esto provoca que la mujer comienza a quejarse y hacerle reproches. Él comienza a pensar que es un inútil, que no puede hacer nada bien. En consecuencia se retira de la zona de operaciones, en la que se concentran las continuas quejas. Se convierte en un ser aletargado y ausente.

La solución es dejar de quejarse y empezar a apreciar a los demás. Por supuesto, la acción debe ser genuina y referirse a las cosas que realmente tuvieron lugar. La buena noticia es que los corazones de los hombres funcionan igual dándoles las gracias, tanto por las cosas pequeñas, como por las grandes. 

De la misma manera que cada uno de nosotros necesita la admiración, también desea el respeto.

Pero a menudo no nos damos cuenta de las diferencias de cómo su falta afecta a los hombres y a las mujeres. Un amigo me lo explicó de esta manera: si un hombre no se siente respetado, reacciona con indignación y se convence aún más de su valor.Sé por experiencia que las mujeres reaccionan de manera diferente. Cuando no se sienten respetadas, crece en ellas la incertidumbre y baja su autoestima. Estimados hombres, ahora es vuestro turno para un rápido examen de conciencia.

¿Cuántas veces durante la última semana habéis tratado seriamente las peticiones y los deseos de las mujeres de vuestro entorno? ¿Habéis tratado de cambiar algo en vuestras esposas, novias, hijas o madres?

O, a lo mejor, probasteis hacerles ver que sus necesidades y algunos hábitos carecían de importancia? ¿Queríais mostrarles que nadie se comportaba así o les decíais que no las ibais a respetar? Los hombres a menudo no saben lo importante que es para una mujer sentirse respetada.

Esto aumenta su autoestima, fortalece su sentido de seguridad y la moviliza para la acción y para asumir retos. Muchas veces, los hombres queriendo ayudar a las mujeres las motivan a su manera, como se motivan ellos mismos. Las desafían y hacen el hincapié en que las mujeres tienen que cambiar algo en sí mismas. Sólo que esto no funciona con el sexo bello, e incluso las puede bloquear.

De nuevo puede surgir el círculo vicioso. Cuanto más señale el hombre que es lo que una mujer debe cambiar en sí misma, de qué prescindir, cómo pensar de manera diferente, tanto menos segura se va a sentir ella. Aún más se destruye su autoestima.

El hombre, con ganas de ayudar y motivar a una mujer de una manera que le funciona a él, le hace perder la fe en sí misma. Se puede retirar por completo y no tomar ninguna acción o comenzar a competir con el hombre. Ninguno de estos caminos es bueno. La solución es convertir el mensaje en uno que expresa respeto. Simplemente comienza a decir: yo te apoyo. Creo en ti. No tienes que cambiar. Tales palabras hacen que una mujer se sienta más segura, más dispuesta a trabajar y puede hacer frente a los desafíos con mayor facilidad.

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