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Georgius Agrícola: La Fe del padre de la mineralogía

Hoy en Fe y Ciencia les traemos la historia del prolífico escritor y científico Georgius Agrícola:

Contemporáneo de varios personajes célebres del Renacimiento como Leonardo Da Vinci, Cristóbal Colón, Martín Lutero y Nicolás Copérnico, Georg Pawer (Georgius Agrícola es la forma latina de su nombre) nació en Glauchau, Sajonia, el 24 de marzo de 1494. Asistió a la Universidad de Leipzig (1514-1517), originalmente con la intención de convertirse en sacerdote.

Uno de sus profesores, Mosellanus, un exalumno del humanista Erasmo de Rotterdam, convenció a Pawer para que estudiara lenguas antiguas y convertirse en un maestro en su lugar. Su primer destino fue en la escuela pública en Zwickau, Sajonia, donde ascendió rápidamente a subdirector y director. En esta capacidad, reformó el plan de estudios a fondo, la transformación de la escuela orientada a la religión en una institución educativa moderna.

En 1520 regresó a la Universidad de Leipzig para estudiar medicina y ciencias aplicadas. Allí entró en contacto con un círculo de humanistas que mantuvieron un animado intercambio de ideas con los Erasmus, lo que inició una larga amistad entre Erasmo y Agrícola.

En 1524 Agrícola va a Italia para completar su grado; allí asistió a las conferencias de Pietro Pomponazzi, un profesor de filosofía que enseña que el hombre alcanza la felicidad y la virtud a través de la práctica, los actos moralmente impecables en lugar de la piedad. Luego continuó su educación en Italia, donde estudió medicina, filosofía y ciencias naturales en las Universidades de Bolonia, Venecia y Padua.

En 1527 volvió a Sajonia y en el año siguiente aceptó el cargo de médico en el centro de minería de la ciudad de St. Joachimsthal, Bohemia (hoy República Checa), en donde encontraría una de sus mayores pasiones, el estudio de la mineralogía y la geología.

En el mismo año se casó con la viuda de un funcionario de la mina. Luego, durante los tres años siguientes se dedicó a viajar y visitar las distintas minas del lugar; sus observaciones las plasmó en una obra llamada Bermannus (1530), en honor a su amigo Lorenz Berman, ayuda fundamental durante sus años de investigación.

En 1531 se trasladó a Chemnitz, Sajonia, a unos 30 kilómetros al norte de San Joachimsthal, y permaneció allí durante el resto de su vida. Asumió el cargo de médico de la ciudad en 1533, y durante veinte años de su vida escribió por lo menos quince de sus obras más importantes.

Además de la mineralogía, la metalurgia, la minería y la jurisprudencia, trató temas como la religión, la política, la historia, la peste, la putrefacción del cuerpo humano, las aguas medicinales, y los terremotos. Fue elegido burgomaestre de la ciudad, cargo en el cual se mantuvo muy poco tiempo debido al avance de la Reforma Protestante, la cual lo forzó a abandonar el cargo.

No obstante, este contratiempo no le impidió mostrarse como un prolífico escritor y científico, y durante esos años publica obras como De Ortu et Causis Subterraneorum (1544), que está considerado como uno de los primeros trabajos sobre geología física, notable por sus descripciones de viento y el agua como poderosas fuerzas geológicas y por su explicación de los terremotos y las erupciones volcánicas como la producida por los vapores subterráneos y gases calentados por el calor interno de la Tierra donde trata del origen y de las cosas del mundo subterráneo; De Natura Eorum quae Effluunt ex Terra (1545) el cual trata sobre las aguas subterráneas y los gases tomándolos como parte de los fluidos que circulan en el interior de la corteza; De Veteribus et Novis Metallis (1546), donde trata de los metales viejos y nuevos que se forman en la corteza, así como también cuestiones varias sobre la historia de los metales; y De Natura Fossilium (1546), su mayor contribución a la paleontología, en donde trata sobre la naturaleza de los minerales y en donde la palabra fossilium nada tiene que ver con el sentido que se les da actualmente a los fósiles.

No obstante, su obra más importante es De Re Metallica (Sobre la naturaleza de los metales). Se terminó de escribir en 1550 y se editó en 1556, un año después de la muerte de su autor. Sirvió como libro de texto y guía a los ingenieros de mineralogía durante casi 200 años.

Se trata de un libro clásico que dominó por varios siglos el pensamiento sobre la prospección, exploración y explotación minera, así como de los métodos de fundición, procesos metalúrgicos, reglamentaciones mineras y otras cuestiones.

Fue una obra esencial de su tiempo y que mantiene todavía un enorme valor como documento histórico y científico. El libro también contiene descripciones de los minerales y de los estratos. Agrícola señaló que las rocas se establecieron en capas o estratos definidos, y que estas capas se produjeron en un orden coherente y podían rastrearse en un área amplia.

Esta observación era una de las primeras contribuciones a la geología estratigráfica, y que se convertiría en importante para entender la disposición y el origen de las rocas de la Tierra. Sin embargo, la obra de Agricola fue importante para el desarrollo de la geología y la paleontología como disciplinas científicas, para clasificarlo por propiedades y localidades físicas, su sencillo sistema de nomenclatura estándar, su cuidadoso resumen de trabajos anteriores, y sobre todo su uso de la observación y la experiencia personal y el estar ilustrada con decenas de bellas litografías que ejemplifican todas las etapas mineras que se mencionan en el libro. Su trabajo abrió el camino para un estudio más sistemático de la Tierra y de sus rocas, minerales y fósiles.

A pesar de sus pruebas de tolerancia por las actitudes religiosas, no se le permitió terminar sus días en paz. Fue hasta el final un fiel católico, a pesar de que todos los habitantes de Chemnitz se habían pasado al credo luterano. Murió el 21 de noviembre de 1555, según la leyenda, a causa de un derrame cerebral que sufrió por una acalorada discusión con un protestante.

Su ciudad natal le recompensó mal por sus logros económicos y políticos: fue violento el sentimiento teológico en su contra, al punto de que se negaron a darle entierro en la ciudad, por lo que debió ser enterrado en la iglesia catedral de Zeitz, Sajonia. Esta negativa repercutió de manera triste en su obra, puesto que los herederos de Agrícola se negaron a entregar su obra inédita, y por lo menos ocho de sus obras más importantes se han perdido para la posteridad. No obstante, este rechazo no impidió que en los siglos venideros su obra fuese material de estudio obligatorio para los científicos, y se le considere actualmente como el padre de la mineralogía.

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