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Cambiar vidas… Regalar una oportunidad

“Antes que nada les quiero agradecer la oportunidad que me están dando… Gracias por todo. Son mi segunda familia y los quiero mucho. Espero que todo salga bien y ayudando a todos los necesitados. Yo sé que Dios estará con nosotros, que nos va a dar la bendición para ayudar a todo Paraguay. Así, todos juntos salimos adelante”.

Estas palabras pertenecen a un joven de la “Casa Madre de Tupãrenda”, un centro de rehabilitación para jóvenes que estuvieron presos y que recientemente fue habilitado por el Ministerio de Justicia de Paraguay en conjunto con la Fundación a la Promoción de los Valores y Prevención de Violencia (Fundaprova).

El encargado de difundir este mensaje, cuyo original está expresado a puño y letra, fue el padre Pedro Kühlcke, capellán del Centro Educativo Itauguá, quien participó de un almuerzo con los primeros usuarios de este centro y quedó muy emocionado porque “se hizo realidad algo que está empezando a cambiar vidas”, según indica el portal Schoenstatt.org.

Justamente, este centro considerado de “formación laboral y desarrollo humano” está ubicado junto al Santuario de Tupãrenda (perteneciente al Movimiento de Schoenstatt) y tiene previsto en una primera etapa acoger a 20 jóvenes que recuperaron la libertad, pero necesitan de rehabilitación.

Estas personas permanecerán en el lugar de lunes a viernes y “podrán aprender el oficio de panadería y horticultura por lo cual serán remunerados”, indica La Nación de Paraguay.

“Por el momento vamos a comenzar con 20 chicos. Ellos no van a dormir acá, pero en el contrato que firman al ingreso se comprometen a guardar algunos ítems, como por ejemplo llegar a hora, no drogarse dentro del hogar ni llegar drogados. Las sanciones que tendrían en caso de incumplir estas cláusulas serían solamente descontárseles algunos beneficios al que acceden al estar aquí”, expresó a ese medio Ana María Mendoza de Acha, presidenta de Fundaprova.

Pero este trabajo de rehabilitación integral estará acompañado por especialistas, prosiguió Mendoza de Acha.

“Acá tenemos una psicóloga que les dará la contención. Hay un centro de adicciones y la asistente social es la encargada de llegar a cada una de las familias, porque está visto que es difícil reincorporar al chico si su entorno no está reincorporado con él. Tratamos de mejorar primero a la familia para que él también sea recuperado”, agregó.

“Dios estará con nosotros”

El padre Pedro Kühlcke no se cansa de agradecer a quienes hicieron posible la habilitación de este centro y se animó a redoblar la apuesta poco antes de la apertura oficial. “¿Quién se compromete a apadrinar a uno de los jóvenes?”, expresó.

Pero también consideró que esta oportunidad que se le brinda a los jóvenes a la postre significará un beneficio para la sociedad.

“Más trabajo es menos delincuencia, es más seguridad para usted, para dejarle un mejor país a nuestros hijos. Cada usuario que participa de este programa para cambiar su vida significa dos robos callejeros menos, lo que da un promedio de sesenta asaltos menos en el mes. Ayúdenos a ayudar”.

“¡Que Dios siga despertando corazones generosos que nos ayuden con su aporte a solventar las necesidades básicas de estos jóvenes que sólo necesitan una oportunidad!”, concluye el sacerdote.

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