Tras sospechas de fraude electoral, convocan a la paz social en Tucumán
Como si 199 años no hubiesen sido suficientes para que en las mismas calles en las que se selló la independencia argentina, miles de tucumanos, en el norte argentino, reclamaron con mucho dolor por dos noches consecutivas que se respete su derecho a elegir a sus autoridades.El sufragio del domingo pasado en el que cerca de un millón de tucumanos eligieron gobernador se vio empañado por sospechas de corrupción y evidentes anomalías.
Se registraron quemas de 40 urnas, 641 mesas “observadas” por irregularidades como falta de coincidencia entre los registros de los fiscales y los plasmados en las planillas oficiales y entrega de alimentos con testimonios orales de votantes que observaban que los alimentos se entregaban a cambio de votos, entre otros graves incidentes.
Indignados, y mientras la oposición denunciaba fraude tras la victoria en el escrutinio provisorio del candidato del gobierno Juan Manzur, miles de tucumanos salieron a las calles el lunes por la noche a manifestarse.
El reclamo terminó con violentos incidentes suscitados a partir de la represión policial, que actuó con caballos pisoteando manifestantes, con gases lacrimógenos y balas de goma, entre otros recursos. La condena al accionar que dejó más de 20 heridos fue unánime.
El martes por la noche, los tucumanos, tras la reprimenda del día anterior, volvieron a salir a la calle. Esta vez acompañó incluso el candidato opositor por el Acuerdo del Bicentenario, José Cano, respaldado desde Buenos Aires por los candidatos a la presidencia Mauricio Macri y Sergio Massa. La tensión no dio lugar esta vez a la represión, pero la indignación persiste.
“¿De qué pluralismo y democracia se habla? ¿De la de un discurso único y excluyente que convierte automáticamente en enemigo al que con todo derecho discrepa?”, había alertado sobre el clima en el país casi proféticamente en el último Tedéum por el Día de la Independencia el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca.
Preocupado por la situación social de su provincia, el arzobispo acompañó al “Foro de habitantes a ciudadanos” en la presentación de una declaración. El espacio cívico interreligioso e intersectorial conformado hace dos años con el apoyo del arzobispado pidió a las autoridades y a la ciudadanía tres cosas:
1- “Activar todos los recursos dentro del actual sistema electoral a fin de garantizar la transparencia y la legitimidad del escrutinio definitivo”.
2- “Instar a la ciudadanía y a las partes involucradas de manera directa a conservar la paz social, la concordia y el respeto a la dignidad humana”.
3- “Ratificar el compromiso de colaborar en el diseño de una nueva ley electoral moderna que garantice el sistema democrático, representativo, republicano y federal”.
Además, según informa el diario La Gaceta, el arzobispo pidió en una visita a ese importante y emblemático periódico prudencia en los reclamos. “Llamamos a la moderación ante todo, al diálogo y, si fuera posible, a no hacer ninguna otra marcha que pueda dar pie a otros desbordes sociales. ¿Quién impide que pueda haber infiltrados?”, aseguró preocupado el obispo, según indica La Gaceta.
*Fray Justo Santa María de Oro*
La Argentina del bicentenario, que debiera estar celebrando los 200 años de su independencia, vive una grieta real y auténtica que le hace sentir su libertad amenazada. De un lado porque siente que no se le respeta ni el voto. Del otro porque se asegura que lo que se vive son intentos desestabilizadores foráneos.
No era el escenario imaginado por los diputados firmantes de la histórica declaración de Independencia en Tucumán en 1816.
Entre ellos estaba un clérigo de fortaleza y templanza, fray Justo Santa María de Oro. Tras la firma, y cuando emergían las discusiones sobre el sistema de gobierno que las provincias Unidas debían asumir, el padre de Oro, relatan las crónicas, habló con su habitual mansedumbre y firmeza que para una declaración tal se debía consultar al pueblo.
“He venido aquí para declarar libre la Nación y no para tratar de gobiernos monárquicos… por lo tanto, señores, protesto y me retiro”.
Relatan los libros que fue tal el ímpetu de sus palabras, que llovieron aplausos para el recoleto que, como prometió, se retiró, y signó con su testimonio un camino democrático que Argentina, se vive estos días en la misma provincia en la que pronunció ese discurso, tarda en consolidar.
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