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¿Qué es la numerología?

La historia

Para darle cierta aura de misterio y de autoridad se pretende ligar esta adivinación o mancia a los tiempos de Pitágoras en Grecia (s. VI-V a. C.) o incluso a los caldeos (s. VIII-VII a. C.), si bien esta denominación de "caldeos" era el modo como los romanos solían llamar a los astrólogos y los matemáticos de Babilonia.

En Occidente podemos encuadrar la numerología dentro de la concepción religiosa – de la que verdaderamente sabemos muy poco – de los números de la escuela pitagórica del siglo VI-V a. C. , sus relaciones geométricas, sucesiones, tipos y la relación de los números con el mundo y el cosmos. Tras la disolución de su grupo de Crotona (sur de Italia), su influencia se extendió a gran parte del pensamiento helenístico con la denominación de neopitagorismo, muchas veces un sincretismo filosófico-religioso, magia y superstición, y de ahí al neoplatonismo.

Es especialmente con esta degeneración mágica de las matemáticas griegas pitagóricas (cada vez más al margen de la ciencia matemática y más cerca de las mancias y la mística supersticiosa) con quien el cristianismo se enfrentó en su intento de ir eliminando las supercherías de los conjuros y sortilegios ligados a los números. No obstante, estos aspectos permanecieron en los siglos medievales, con diferencias regionales, temporales y sociales, y resurgieron con fuerza durante el Renacimiento ante el redescubrimiento de autores neoplatónicos y del Medio Oriente.

Dentro de la numerología es fundamental el uso de las fechas de nacimiento, los años, meses, días, la edad del sujeto, así como hoy en día también, los números de identificación personal, los números de identificación social, los códigos de barras de los productos o las matrículas de los vehículos, entre otros; elementos todos para buscar y predecir acontecimientos o ligar hechos futuros, ventura o fatalidad, a alguna persona o suceso.

Además del uso de los números, desde antiguo ha sido habitual el corresponder y agrupar los números con las letras del alfabeto, o bien dando a todas las letras números entre el 0 y el 9, o bien, entre el 1 y 9, o bien, más allá del 9 hasta alcanzar tantos valores como letras haya en el alfabeto considerado.

Esto supone combinar no sólo fechas o números propiamente, sino palabras y frases, que de este modo adquieren valor numérico. Las palabras y frases pueden así sumar sus respectivos dígitos dando lugar a cifras, que de nuevo han de reducirse mediante adición hasta alcanzar un sólo número entre el conjunto origen, número con aspecto "mágico" o propiedades ocultas ligadas a la persona o al acontecimiento que se trate en dicho nombre, palabra o frase originaria.

Estos son los métodos más habituales dentro de la denominada modernamente numerología caldea, hebrea, árabe, griega, helenista, y también del medio oriente, por la normal correspondencia de números y letras, que en algunos lenguajes era propio y normal en su desarrollo más arcaico, como en las lenguas semitas.

En el judaísmo estuvo muy desarrollada la simbología numérica y la gematría como identificación de caracteres literales con números, llegando su uso hasta las centenas, siendo muy habitual su utilización por los místicos cabalistas tardo-medievales y subsiguientes en la búsqueda en la Torá (Pentateuco) o en los Neviim (Profetas) de significados futuros. Otro tanto se puede decir de la cultura islámica usando la lengua árabe, y en menor medida de las culturas griega, romana y armenia, que también usaron de estas técnicas identificativas.

La alquimia medieval usó también la asignación a ciertos elementos y compuestos de notaciones numéricas construidas a partir de las letras de sus nombres, como hizo en el siglo VIII y IX Jabir ibn Hayyan, si bien no fue un método muy extendido.

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