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Papa Francisco: ¡Basta de descartes!: Tomar, bendecir y entregar

“La riqueza más plena de una sociedad se mide en la vida de su gente, se mide en los ancianos que logran transmitir su sabiduría y la memoria de su pueblo a los más pequeños. Jesús nunca se saltea la dignidad de nadie, por más apariencia de no tener nada para aportar o compartir”, dijo el papa Francisco en su primera predicación en Bolivia, este jueves 9 de julio, en la plaza del Cristo Redentor en Santa Cruz de la Sierra.
 
«Pan partido para la vida del mundo»,  ha sido el tema de la homilía social pronunciada por el Papa, que hunde su raíz en el pueblo que tiene delante y la promesa de Jesús de no abandonar a nadie: «No es necesario que nadie se vaya, basta de descartes, denles ustedes de comer», dijo.
 
Al pronunciar sus palabras tiene en mente los rostros de las mujeres bolivianas, que indicó llevan “sus motivos de alegría, sus esperanzas. Llevando la bendición de la tierra en los frutos. Llevando el trabajo realizado por sus manos. Manos que han labrado el presente y tejerán las ilusiones del mañana”.
 
El Pontífice ha propuesto tres gestos concretos para no descartar a nadie: Tomar, bendecir, y entregar.  “Jesús, por medio de estas tres acciones logra transformar una lógica del descarte, en una lógica de comunión, en una lógica de comunidad.
 
Una vida plena “necesita de los demás, del intercambio, del encuentro, de una solidaridad real que sea capaz de entrar en la lógica del tomar, bendecir y entregar; en la lógica del amor”.
 
En primer lugar, el Papa tuvo su primer pensamiento para el pueblo. “Hemos venido desde distintos lugares, regiones, poblados, para celebrar la presencia viva de Dios entre nosotros”, expresó ante cerca un millón y medio de asistentes en la plaza que ha sido escenario de hace 54 años del primer Congreso Eucarístico.  
 
De hecho, se ha tratado de la misa de apertura del V Congreso Eucarístico Nacional Boliviano en Santa Cruz de la Sierra. Congreso que proseguirá en la ciudad de Tarija.
 
La Eucaristía, es el sacramento de la iglesia, objeto de reflexión de la II edición abierta por el papa, invitación de Jesús a sus discípulos de “compartir el vino y el pan” en su memoria como signo de comunión y hermandad. Congreso que proseguirá en la ciudad de Tarija.
 
El escenario de la predicación de papa Francisco ha sido el altar construido en recuerdo de la Misión jesuita de Concepción. Una evocación histórica de las misiones de la Compañía de Jesús en Bolivia.
 
Anestesiamos la memoria y nos olvidamos de la alegría
 
De esta manera, resaltó que en el camino hacía el amor incondicional (expresado en el sacrificio de Jesús en la cruz), se experimenta “el cansancio de este camino. No son pocas las veces que faltan las fuerzas para mantener viva la esperanza. Cuántas veces vivimos situaciones que pretenden anestesiarnos la memoria y así se debilita la esperanza y se van perdiendo los motivos de alegría”.
 
En este sentido, señaló que las personas sin memoria espiritual, se dejan ganar de “una tristeza que se vuelve individualista, que nos hace perder la memoria de pueblo amado, de pueblo elegido. Y esa pérdida nos disgrega, hace que nos cerremos a los demás, especialmente a los más pobres”.
 
Así el Papa insistió que “frente a tantas situaciones de hambre en el mundo podemos decir: «No nos dan los números, no nos cierran las cuentas». Es imposible enfrentar estas situaciones, entonces la desesperación termina ganándonos el corazón”.
 
Lógica del descarte
 
En cambio instó a no gane la “lógica que pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no «producen», que no se los considera aptos o dignos

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