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Maggie: entre lo correcto y lo humano

De incierto futuro comercial, deambula estos días la fecha de estreno de Maggie, una película que no nos cuenta nada nuevo pero que, en cambio, resulta totalmente diferente. De entrada, vale la pena subrayar que el largometraje viene protagonizado por Arnold Schwarzenegger, si bien es verdad que aquellos que esperen ver una película del estilo de las de Schwarzenegger, mejor será que se queden en casa. Por otro lado, también merece la pena puntualizar que estamos ante una película de zombis, aunque es cierto que aquellos que esperen ver una película zombis al uso, tal vez no sería mala idea ir a ver otra cosa.

Maggie nos cuenta la historia de Wade Vogel (Schwarzenegger), un padre de familia que debe de hacer frente a una horrible realidad, su hija adolescente, Maggie (Abigail Breslin), ha sido mordida por un muerto viviente y en unos días se convertirá en uno de ellos, por lo que tendrá que matarla. Sin embargo, Wade se aferra a la idea de proteger a su hija más allá de la lógica de una situación así. Cuando su hija se convierta en un zombi morderá a los que estén a su alrededor y el terrible brote vírico que levantó a los muertos de sus tumbas podría experimentar un rebrote mortal. Sin embargo, el amor paternal pesa más que la fría y lógica práctica.

Wade cuenta, por suerte, con la complicidad de un médico que maquilla sus informes cuando examina a su hija y que pone al alcance de su mano una brutal droga que la mataría con una inyección. Es dolorosa, pero es el procedimiento que se aplica desde los estamentos gubernamentales, “aunque yo usaría eso”, le dice el médico señalando a su escopeta.

La película viene dirigida por Henry Hobson, un total desconocido en esto de la dirección que hasta la fecha se había ganado la vida diseñando las infografías de los títulos de crédito de películas como Sherlock Holmes, Robin Hood, Rango, El árbol de la vida, Blancanieves y la leyenda del cazador o El llanero solitario además, de haber intervenido en la creación de algunos videojuegos de éxito. Sin embargo, aunque hay estética, casi no hay efectismo en Maggie. Por si fuera poco el film que nos ocupa viene escrito por John Scott 3, un nombre que firma con ésta, su primera incursión en el mundo del cine.

Maggie es una película curiosa. Cocinada a fuego lento, parece un film independiente con Arnold Schwarzenegger y algún zombi de por medio. No es, ni de lejos, una película de acción, muy al contrario, se trata de un profundo drama moral y lo que es más importante, verosímil. El aferrado empeño de Wade por mantener con vida a su hija hasta el último momento conmocionará al espectador que, como el personaje, se debatirá entre lo que es correcto y lo que es humano. Al final la película se inclina probablemente por lo segundo.
   
Schwarzenegger, que sigue siendo un actor de recursos limitados sale, contra todo pronóstico, airoso como padre angustiado ante el hecho de que más pronto que tarde, tendrá que terminar matando a su hija. Por lo demás, Maggie es un canto a la unidad familiar y al amor fraternal sobre todas las cosas. La cuestión es, ¿Qué es más importante, una hija o la mera posibilidad de extender una plaga que podría acabar con la especie humana? La respuesta en Maggie. O tal vez no…

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