Header Ads

La América Latina que el Papa Francisco conoce bien

Terminada la visita del Papa Francisco a América Latina, muchos se preguntan por qué el Santo Padre conectó tan bien con su población, a la cual le dejó pautas claras para la vida diaria de las personas, de los gobiernos y para los mismos episcopados.

No es justo pensar que el Continente de la Esperanza tiene una Iglesia ideologizada, o que ha convivido en décadas atrás con pensamientos radicales sin la voz de los pastores. Lo realista es situarse en cada contexto, cuando le tocó responder a la Iglesia con valentía y acompañar con profetismo las situaciones de abandono y exclusión en la que ha vivido y aún vive un alto número de habitantes latinoamericanos, incluido el Caribe.

Los discursos y gestos que tuvo el Papa Francisco en su noveno viaje fuera de Italia, que lo llevó esta vez al Ecuador, Bolivia y al Paraguay, tienen una profundidad y un realismo que dejan ver el sustrato en el cual se apoya su pontificado: el evangelio, sus vivencias personales de pastor y algo que no deja de lado nunca: el pensamiento social del magisterio universal y el latinoamericano.

Repercusiones del Vaticano II

Mientras el joven Jorge Mario Bergoglio se preparaba en Buenos Aires para ser ordenado presbítero, en la ciudad colombiana de Medellín los obispos del continente latinoamericano se reunían entre agosto y septiembre de 1968 (evento inaugurado por el papa Pablo VI), para analizar las repercusiones del Vaticano II, y trabajar en sus primeras adecuaciones y transformaciones.

El hoy Papa Francisco, junto a su comunidad de jesuitas, seguiría sin duda todas las informaciones que llegaban de este evento, que como sabemos tuvo una influencia clarísima del Vaticano II (1962-1965) y de la encíclica Populorum Progressio del mismo Pablo VI (1967).

Jorge Bergoglio vería así convalidado en el documento el método pastoral del 'Ver, Juzgar y Actuar', que con tanta precisión aplicaría en su labor apostólica, aún hasta nuestros días. Sobre esto, basta seguir atentamente las homilías de sumo pontífice para constatar cómo lo aplica, y las claras respuestas que da a los desafíos contemporáneos.

Primeras ilusiones

La América Latina --incluida la Iglesia--, que vio crecer al actual Papa se encontraba en una fase de identificación propia. Por ello es fácil comprender que en la formación de muchos institutos religiosos y seminarios de la época, así como en la reflexión de obispos y presbíteros, algo empezó a cambiar...

Se entendía la urgencia de una mayor coherencia mediante un Evangelio inculturado, y la liberación de aquellas realidades socio-económicas que, al ser tan dependientes del centro financiero del mundo, no podrían resurgir jamás por sí mismas, ni mucho menos responder a los signos de los tiempos.

Algunos ven aquí la coyuntura más evidente para el nacimiento de la Teología de la Liberación, la cual necesitó muchos años --y el trabajo denodado de dos papas: Juan Pablo II y Benedicto XVI--, para ser ubicada en su escalafón justo, evitándole lecturas políticas o enemistades con la autoridad jerárquica. 

No es raro entonces que en el novicio jesuita y posterior presbítero Bergoglio, se fueran marcando ideas legítimas de una Iglesia servidora, coherente, pobre y comprometida con el desarrollo de sus integrantes, especialmente con aquellos que eran víctimas de sistemas totalitarios o frente a quienes gobernaban acentuando el subdesarrollo de los pueblos.
 
Medellín: Ver, Juzgar y actuar

El neo-presbítero Jorge Bergoglio, ordenado en 1969, recibiría junto a un misal y una patena, el documento con las Conclusiones de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano – Celam

This entry passed through the Full-Text RSS service - if this is your content and you're reading it on someone else's site, please read the FAQ at fivefilters.org/content-only/faq.php#publishers.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.