¿Qué se sabe de José de Nazaret?
San José era descendiente del rey David; pero mientras que en el Evangelio según san Mateo se lee que su padre se llamaba Jacob (cfr. Mt 1, 16), en el de san Lucas se le llama Helí (cfr. Lc 3, 23).
Sobre esta divergencia, el obispo Eusebio de Cesarea (263-339) recoge en su Historia eclesiástica que un historiador del siglo II, nacido en Israel pero conocido como Julio el Africano, registró que el abuelo de José, Matán o Matat, se casó con una mujer llamada Estha, quien le dio un hijo llamado Jacob. Después de la muerte de Matán, Estha se casó con un pariente llamado Melkí, con quien tuvo un hijo llamado Helí. Jacob y Helí eran, entonces, medio hermanos. Entonces Helí murió sin hijos, por lo que Jacob se casó con su viuda (de acuerdo con la ley del levirato) y engendró a José, que era biológicamente hijo de Jacob, pero legalmente hijo de Helí.
Por su parte, la beata Ana Catalina Emmerick dice que el padre del santo era, efectivamente, Jacob, y que José era el tercero entre seis hermanos, todos varones. Nació y vivió en Belén, en donde en otro tiempo fue la casa de Jesé, el padre del rey David.
Era muy inteligente, por lo que sus padres esperaban que usara su talento para conquistarse una gran posición en el mundo; pero José no era ambicioso y sí muy espiritual, y desde niño entraba en éxtasis mientras oraba. Sus hermanos le hacían la vida imposible, por lo que en su juventud dejó la casa paterna, y optó por una vida sencilla y el trabajo manual, aprendiendo el oficio de carpintero.
Cuando fue llamado para ver si era el designado por Dios para ser esposo de María, aunque él no tenía en sus planes el matrimonio, obedeció y acudió al templo de Jerusalén. Por un impuso interior, el Sumo Sacerdote entregó a los candidatos una rama, y oró pidiendo que retoñara la del elegido, y fue la de san José la que floreció.
San José no era un anciano, como en algunos siglos se le representó, sino que tenía unos 30 años.
TEMA DE LA SEMANA: Todos los santos reunidos en él
Publicado en la edición impresa de El Observador del 15 de marzo de 2020 No.1286
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