Te perdono, pero no podemos seguir juntos
A veces las relaciones no resultan ser lo que esperábamos. La ilusión y nuestros sueños se pueden derrumbar, pero es importante no solo tener el valor de dar un paso al lado, sino hacerlo con toda nuestra humanidad: eligiendo la paz y dejando los resentimientos de lado.
Hay circunstancias en las que podemos arreglarnos y seguir adelante, pero otras en las que lo sano es tomar un camino diferente y decir adiós. Ninguna ruptura es fácil, pero el amor puede darnos el valor de dejar marchar a alguien que queremos cuando, mirando el corazón y usando nuestra inteligencia, sabemos que estar juntos no es el paso a seguir.
Encontrar un sitio de desahogo
Para tratar de mantenerse calmo, abierto y amable a la hora de enfrentarte a esa persona que tanto quieres, necesitas prepararte para evitar terminar diciendo cosas hirientes de las que luego te puedes arrepentir. Es mejor acercarse con un corazón compasivo y abierto pero también fortalecido porque ha pasado por el abrazo del dolor asumiéndolo todo.
Puedes escribir tus pensamientos en un papel o encontrar un sitio reservado en el que puedas expresarte para sacar tus lágrimas, la frustración y la ira que tal vez tienes acumulada. Y luego, dejarlos atrás con un compromiso que puedes materializar borrando ese escrito o entregando esas palabras, para dar un paso hacia un estado de amor consciente.
Valorar las bondades de la persona
Terminar una relación no significa que esa persona, por más daño que nos haya hecho, tiene que desaparecer de nuestra historia. El perdón no es un acto instantáneo, pero la voluntad de querer perdonar sí lo es y tiene un poder sanador extraordinario. Incluso aunque el otro no pida disculpas, el gesto anticipado de querer perdonar deja una semilla de paz entre los dos.
Cuando eliges marcharte pero perdonando a esa persona, hay un cierta superación personal que nos hace sentir un contacto directo con nuestra humanidad. Es el acto que confirma el haber dejado de lado cualquier resentimiento por las acciones malas que ha hecho esa persona para quedarte con aquellas cosas buenas por las que estás agradecido con ella.
Poner al otro primero hasta el final
Al igual que cada relación es un mundo, cada final también lo es y no se puede determinar una misma fórmula para todos los casos. Sin embargo, lo que sí se puede generalizar es el acto de ser fiel a lo que es el propósito de cada relación de amor: poner al otro primero. Vivir con un pensamiento amoroso de poner de tu parte todo lo que pueda ser mejor para el otro.
Si conoces a esa persona con la que has compartido cierto tiempo, es posible pensar qué es lo que puedes hacer para que se sienta más apoyado y amado cuando sueltes su mano, dónde y cómo debe tener lugar esa conversación o si hay algo que puedas dejarle, porque de alguna manera eso también permitirá que esa persona esté un poco más preparada para la despedida.
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