«Soy un mensajero de Dios, a través del hip hop»
Salvador Guerrero Franco, mejor conocido como «Chavo Guerrero», es un animador de la Renovación Carismática Católica. Participó en el festival de la canción cristiana organizado por el grupo Adonai y justo es aquí donde surge la inspiración para llevar el mensaje de Cristo a los demás a través de la música. Sin embargo, es la ciudad de Tijuana donde desde hace 23 años se dedica a compartir su experiencia de Dios a través de la música. Originario de la Ciudad de México, Salvador se considera un cantautor inspirado por la vida. Él mismo se define como un católico cien por ciento optimista, donde el mayor placer que experimenta es agradar a Dios todos los días y mostrar el agradecimiento a Jesús a través de María.
Por Mary Velázquez Dorantes
¿Qué ha significado para ti ser un cantautor católico?
▶ Ser cantautor católico ha significado una oportunidad de compartir e influenciar a los demás. La experiencia de Dios es alegría y gozo, y es justamente cuando la música entra para poder mostrar el amor infinito del Padre; la música es un medio maravilloso.
Yo me he inspirado en cantautores digamos de la música comercial como Napoleón o Roberto Carlos porque tienen composiciones optimistas, y de los músicos católicos Martín Valverde es un gran músico que nos inspira yo creo que a todos. El hecho de encontrar la inspiración en otros también es una oportunidad.
Cantarle a Dios también ha sido motivo de contagio. Cuando ves a todos esos jóvenes necesitados del amor de Dios y cuando le cantamos juntos es cuando experimentamos ese amor infinito.
Tengo un canto que se titula «Puedo cambiar», donde exhorto a la juventud a saber que todos podemos cambiar, pero el cambio viene de la mano de Dios, no hay otra vía. Yo soy un mensajero de la locura por Dios, en cada encuentro vivo un Pentecostés.
¿Cuál es el panorama de la música católica en México?
▶ Actualmente es un panorama fantástico; tenemos grandes ministerios en el país y a través de ellos hemos sensibilizado a miles de personas. También creo que la música católica se esta apreciando, y cuando digo esto es porque observaba en tiempos atrás que no había un respeto por la música católica, y gracias a todos los ministerios de música -uno de esos ministerios es Cielo Abierto- la impresión de orar a través de la música se vuelve atractiva.
La música de adoración y de alabanza tiene el mejor momento, hay mucha calidad en todos aquellos que componen y cantan para Dios. También creo que hoy es más fácil acceder a este tipo de cantautores. Tenemos las plataformas digitales y ello nos acerca a más comunidades, además de hacerlo a través de los retiros y encuentros juveniles; y es por esas dos vías que la música en México tiene un gran potencial, un panorama alentador.
¿Cuál es tú género musical, con el cual evangelizas?
▶ El hip hop. Es un género que alegra nuestros corazones mediante el carisma que nos regala Dios como lo es la música, y, por supuesto, es un género acompañado de la alegría. También veo que es un género con elcual nos acercamos a las diferentes zonas de la Ciudad de México. Entre las canciones que más cantamos están: La razón de mi existir, Águilas, Tú eres especial, Cosas maravillosas. También he compuesto música para nuestra Madre del Cielo, entre ellas Mamita María de Guadalupe. Con ello, además, también logramos generar un ambiente de alabanza lleno de felicidad.
¿Cuáles han sido los principales desafíos a los que te has enfrentado y cómo los has superado desde y para la música de alabanza?
▶ El principal desafío con el que uno canta es ser congruente y no es fácil, sinceramente, es la parte más delicada, uno se esfuerza cada día. En segundo lugar el que haya una cultura de aprecio, donde se valoren los esfuerzos que hacemos los cantantes católicos por producir música y que la gente apoye esta iniciativa.Muchas veces se escatima o se hace caro el material discográfico. Yo veo que existe un menosprecio de lo económico y no saben que también es una profesión; los músicos elegimos servir a Dios de esta forma pero también requiere de un pago económico para que podamos continuar produciendo más música.
Publicado en la edición impresa de El Observador del 3 de noviembre de 2019 No.1269
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