El lugar en Roma donde Hércules derrotó al gigante Caco es hoy una conocida basílica
Mientras tanto se acostó a dormir una siesta, sin saber que muy cerca acechaba Caco, un gigante mitad hombre y mitad sátiro que escupía remolinos de fuego. El gigante tenía muy cerca de allí su cueva en el monte Aventino, en cuya entrada siempre colgaba las cabezas de los hombres que devoraba.
Aprovechando que Hércules dormía, le robó dos parejas de bueyes, tirándolos por las colas, de espaldas, para que no dejaran huellas.
Hércules al despertarse notó que le faltaban algunos bueyes, los buscó sin poder dar con ellos y siguió su camino. Al pasar por la cueva de Caco sintió el llamado de los bueyes.
Entonces quitó la enorme piedra que cerraba la entrada de la cueva se arrojó sobre Caco esquivando las bocanadas de fuego que le lanzaba y lo estranguló con sus propias manos.
En el mismo lugar, según la leyenda, la gente que vivía atemorizada por el gigante, construyeron un altar en honor al héroe, el “Ara Máxima de Hércules Invicto”.
Y es en este mismo lugar que siglos más tarde, se construyó la famosa basílica de Santa María en Cosmedin. Famosa porque en su entrada se encuentra la muy visitada “Boca de la Verdad”.
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La iglesia, que como dijimos se construyó sobre las ruinas del altar dedicado a Hércules, pertenece a la iglesia greco-católica melquita, porque fueron monjes griegos y bizantinos los primeros en servir allí.
El papa Adriano I la hizo remodelar en el año 782. Se demolió el antiguo templo de Hércules y se construyeron tres naves y un pórtico. Con los restos del templo se adornó el ábside. Se dice que la iglesia era de tal belleza que se la llamó “cosmedin”, que viene del griego “kosmidon”, que significa “joya”.
El pórtico actual es del siglo XII, al igual que el campanario. En el siglo XVIII se añadieron elementos barrocos que posteriormente, en el siglo XX, fueron eliminados para devolver a la iglesia su aspecto original.
En el 1623 fue colocado en el pórtico una gran máscara romana, llamada la “Boca de la Verdad”
La sacristía alberga un precioso fragmento de mosaico del siglo VIII llevado ahí desde la antigua Basílica de San Pedro. De la gran restauración del siglo XVIII, hoy sólo quedan la Capilla del Crucifijo y el Baptisterio.
Dentro de la basílica se encuentran las reliquias de varios santos. Entre ellos, está el cráneo acreditado de San Valentín, pero no se trata del famoso santo de los enamorados venerado el 14 de febrero, sino de un homónimo.
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