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10 cosas que (quizá) no sabías de Ben-Hur

William Wyler no quería dirigir Ben-Hur. Le parecía una historia simplona y no le interesó. Sin embargo, Wyler mantenía una intensa rivalidad con Cecil B. DeMille, otro de los grandes de las supreproducciones de Hollywood de la época. A Wyler le apetecía mojarle la oreja a De Mille que en 1956 había filmado la gran epopeya bíblica, Los diez mandamientos y fue por esto que Wyler terminó aceptando el encargo.

Charlton Heston no fue la primera opción. Antes que a él tocaron a Burt Lancaster que consideraba que el guion no hacía justicia al cristianismo y a Paul Newman, que le preocupaba que sus piernas no quedaran bien en pantalla ataviado como un romano. Aún así, cuando Heston se incorporó al rodaje a Wyler no le gustaba nada cómo lo hacía y se dice que se dieron grandes discusiones a cuenta de la incapacidad del actor de ofrecer al director lo que pedía.

Siempre ha existido la leyenda de que entre Messala (Stephen Boyd) y Judah Ben-Hur (Charlton Heston) existía una relación homosexual. En realidad esto no es cierto y el propio Heston lo negó explícitamente. Lo que sí parece que hubo fue un acuerdo secreto entre Wyler y Boyd para que este último interpretara a Messala con una impresión más profunda que el simple odio. Wyler quería que la relación entre ambos personajes fuera especialmente profunda (sobre todo porque es lo que desencadena la trama de la película) y por esto le pidió al actor que su admiración y su odio por Ben Hur fuera más allá de la simple amistad. De esto, nunca supo nada Charlton Heston.

William Wyler no dirigió la célebre carrera de cuadrigas. Los responsables de la filmación de tan memorable escena fueron Andrew Marton y Yakima Canutt. El primero era un director que nunca tuvo un gran éxito más allá de Las minas del Rey Salomón y el segundo era un curtido especialista de escenas de acción que se había especializado en dirigir la segunda unidad de películas de Hollywood. En realidad, esto no es extraño. La inmensa mayoría de las escenas de acción de las películas norteamericanas no las ruedan sus directores, sino los responsables de la segunda unidad.

Cifras de vértigo. Ben-Hur ganó 11 Oscar y hasta la llegada de Titanic fue la película más oscarizada de la historia. Juzguen ustedes mismos. Durante décadas fue la película más cara de la historia con un presupuesto de más de 15 millones de dólares. Se emplearon 100.000 disfraces y se levantaron 300 decorados para la ocasión. El circo romano de la carrera de cuadrigas se levantó de la nada a escala real imitando un complejo idéntico en Antioquia. Se utilizaron más de 50.000 extras, 15.000 solo para la escenas de la carrea de cuadrigas y la arena del circo de la escena fue importada de las playas de Marruecos. El esfuerzo valió la pena porque fue un éxito instantáneo.

Ben-Hur también es un remake. En 1925 Fred Niblo adaptó la novela de Lee Wallace en la que se basa ambas películas. En aquel film William Wyler trabajó como ayudante de dirección.

Para la escena de las galeras la Metro Goldwyn Mayer mandó construir un barco real. Cuando lo pusieron en el mar se hundió. Acto seguido construyeron otro idéntico pero esta vez, siguiendo las instrucciones de un ingeniero naval.

En Ben-Hur todos los actores son británicos o americanos. Los primeros interpretaron a los judíos y los segundos a los romanos.

El rodaje de Ben-Hur duró cinco años. Y esta es la única película de la Metro Goldwyn Mayer en la que no se escucha el mítico rugido del león de los estudios. A William Wyler no le gustaba que el rugido de un león fuera el primer sonido que se escuchara en su película.

El actor que interpreta a Jesucristo no aparece en los créditos de la película. A Cristo no se le ve el rostro en ningún momento y en el rodaje fue interpretado por un respetado cantante de ópera, Claude Heater.

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