¿El cambio en archivo ‘secreto’ del Vaticano pondrá fin a leyenda negra contra Pío XII?
El hasta hoy llamado Archivo Secreto Vaticano tiene cuatrocientos años de antigüedad y el papa Francisco que cita a Pablo VI reafirmar que ese registro conserva “ecos y vestigios” del paso de Dios en la historia. Pero, además de momentos tristes y oscuros del siglo XX por el último conflicto mundial.
La consultación del Archivo Apostólico Vaticano se extenderá, a partir del 2 de marzo de 2020, hasta el final del pontificado de Pío XII, con ocasión del 81 aniversario de la elección de Eugenio Pacelli al solio de Pedro.
En ese repertorio se podrá leer, por ejemplo, la carta de Pío XII del 30 de septiembre de 1941 al obispo de Berlín, Konrad von Preysing, para alabar las furiosas homilías del prelado de Münster contra la aniquilación nazi de los discapacitados que pasará a la historia como el «Aktion T4».
“Los tres sermones del obispo von Galen también nos brindan consuelo y satisfacción, que no hemos sentido en mucho tiempo, en el camino del dolor que recorremos junto con los católicos alemanes. El obispo ha elegido bien el momento para presentarse con tanto coraje”. Así escribió Pío XII al cardenal alemán recordado también porque denunció públicamente la violación del Concordato de 1933, firmado cuando Pacelli era Nuncio en Alemania, por la persecución de sacerdotes y asociaciones católicas que defendían la vida.
Francisco explicó que la Iglesia “no tiene miedo de la historia, al contrario, la ama y la gustaría amarla más y mejor, ¡como Dios la ama!”. Por eso, el cambio de denominación a “Archivo Apostólico Vaticano” pues la palabra secreto, o “el término Secretum, adosado al Archivo Vaticano, comenzó a ser malinterpretado y a colorearse de matices ambiguos, incluso negativos”.
Precisamente, una de las novedades más importantes del anuncio de Francisco, aunque si no lo expone en estos términos, es el apoyo implícito a la búsqueda de la verdad en el marco de la causa de canonización de papa Pío XII (1876 –1958), declarado venerable por papa Benedicto XVI en 2009.
Dada la ocasión, los investigadores del mundo podrán acabar con la leyenda negra, alimentada por Rolf Hochhuth (El Vicario, 1963), de que Pacelli fuera el “Papa de Hitler” y demostrar con pruebas concretas que, al contrario, como afirman varios estudiosos que el régimen nazi tenía a Pío XII ya en la mira por ocultar judíos en hospitales, escuelas y conventos católicos, incluso con un plan para secuestrarle.
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En este contexto, el “archivo secreto del Vaticano” es una fuente invaluable para los investigadores que intenten recopilar también los testimonios inéditos de personas hebreas salvadas durante el pontificado de Pacelli (1939-1958).
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Uno de ellos, fue el escultor judío Arrigo Minerbi perseguido por los nazis y salvado por la comunidad de Orionine. El artista esculpió la famosa figura de la Madonna “Salus Populi Romani” que desde hace 65 años domina la capital desde el Monte Mario en Roma.
La estatua nace de la inspiración del cuadro que se encuentra en la Basílica Santa María la Mayor y se colocó en 1953 en la colina de Monte Mario a razón del cumplimiento de un voto popular en agradecimiento a la Virgen y alentado por Pío XII por haber protegido la ciudad de Roma durante la ocupación nazi-fascista.
Así, con los datos abiertos por el Vaticano, la ciencia archivista y los historiadores pueden unir fuerzas con el objetivo de demoler la nefasta narración del silencio de Pío XII ante el exterminio de los hebreos en la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de un peso sofocante sobre el proceso de beatificación de Pacelli, quien ha sido llamado por investigadores del periodo nazi-fascista “el Schindler del Vaticano” debido a que el Papa con sus decisiones salvó la vida a ochocientos mil judíos.
De hecho, Francisco abrirá los archivos sobre Pío XII, ocho años antes del vencimiento del secreto pontificio impuesto por 70 años tras la muerte de un pontífice, asimismo, para acoger una solicitud del Yad Vashem, institución israelí constituida en memoria de las víctimas del Holocausto.
En marzo de 2019, en una reunión con los empleados del archivo vaticano, explicó su decisión hecha “con ánimo sereno y confiado, seguro de que la seria y objetiva investigación histórica sabrá evaluar en su justa luz, con la apropiada crítica, momentos de exaltación de ese pontífice y, sin duda, también momentos de graves dificultades, de decisiones atormentadas, de humana y cristiana prudencia”.
Papa Pacelli – argumentó – se encontró guiando la “Barca de Pedro en uno de los momentos más tristes y oscuros del siglo XX, agitado y en buena parte lacerado por el último conflicto mundial, con el consiguiente período de reorganización de las naciones y de reconstrucción de la posguerra, esta figura ya ha sido indagada y estudiada en muchos aspectos, a veces discutida e incluso criticada, podría decirse con algún prejuicio o exageración”.
Cabe indicar que la apertura oficial del Archivo a los investigadores de todos los países se produjo en 1881, como recordó Francisco, pero ahora, se da un pasó sistemático y expedito para que su patrimonio tan precioso para la Iglesia Católica esté a la portada de la ciencia y así como de la cultura universal.
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