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Cuando ya no puedes luchar más, una oración al Espíritu Santo

¡Ven, Espíritu Santo!

Ven, dador de dones! ¡El mejor de los apoyos!

¡Eres el refresco de mi alma! Su descanso en el trabajo; su refugio protector; su consuelo en la desgracia!

¡Oh, bendita Luz!

Riega nuestra sequedad; cura nuestras heridas; doblega nuestra testaruda voluntad; calienta nuestros fríos corazones; guía nuestros pasos perdidos.

Da a los fieles que en ti esperan tus santos siete dones. Dales alegría sin fin. Amén.

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