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¿Por qué es un éxito “Stranger Things”?

La serie de Netflix irrumpió en el panorama televisivo provocando un auténtico revuelo. Stranger Things era algo así como la fantasía jamás confesada por todo fanático del cine preadolescente del Hollywood de los 80. Para entendernos, esto es Regreso al futuro, Los Goonies o E.T.. Es decir, cintas de aventuras protagonizadas por jóvenes a punto de entrar en la adolescencia que de pronto se veía en la tesitura de tener que lidiar con problemas supra adultos con los que ningún adulto conocido hubiera tenido que lidiar jamás. En estas películas los jóvenes seguían siendo niños en esencia y era precisamente esa inocencia propia de los niños, los que los conducían a resoluciones felices.

Stranger Things ha tratado de hacer esto mismo en una serie de televisión que se estrenó en pleno punto álgido por este revival por el cine de los 80. El mecanismo fue perfecto porque no solo remitía a las películas de la factoría Amblin (Los Goonies, E.T….) sino que además tiraba de otros referentes clásicos del momento, sobre todo, Stephen King.

La cuestión del asunto es a qué está remitiendo Stranger Things y sobre todo, ¿tiene algún valor más allá de resulta un entretenimiento perfecto?

De entrada vale la pena recordar que las películas e historias a las que hace referencia Stranger Things eran propuestas muy básicas e inocentes. Es decir, nadie quería traumatizar a nadie y este tipo de cosas se llevaban con mucho cuidado en Hollywod. Es decir, si un monstruo hacía acto de presencia en una película se prestaba mucha atención a que diera miedo el tiempo justo pero que a la vez, despertara simpatía o ternura. Ahí está el caso más evidente, E.T.

De todo esto ha tomado buena nota Stranger Things aunque sus intenciones sean muy distintas a las de E.T., e incluso a las de Los Goonies o Exploradores, que son títulos de referencia en la serie. En el caso de Stranger Things la serie solo aspira a ser una galería de referencias cinéfilas y por eso tiene éxito y funciona. Sin embargo, los méritos de la propuesta de Netflix terminan aquí. No hay grandes valores, ni tampoco contravalores. Por lo tanto casi no hay conflictos dramáticos, más allá de tener que enfrentarse con otra dimensión misteriosa, algo que sobre el papel puede resultar interesante pero que puesto en pantalla y más aún, en tres temporadas, empieza a oler…

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