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Festival de Cannes: el itinerario de un mártir cristiano conmueve a la Croisette

El nuevo largometraje de Terrence Malick suscitó reacciones de entusiasmo el pasado domingo 19 de mayo en el Festival de Cannes. Proyectada en el Grand Théâtre Lumière, A Hidden Life (Una vida oculta) ha desencadenado una oleada de aplausos en un público que, de pie desde su asiento, manifestó su entusiasmo y aclamó la que algunos ya consideran una obra de arte. Muy discreto y poco dado a las manifestaciones públicas, el director no pudo ocultar su complacencia y se levantó de su butaca para dar las gracias a su público, el mismo Malick que por humildad se negó en 2011 a subir al escenario a recoger la Palma de Oro por The Tree of Life.

Sin embargo, el tema de la película no es precisamente el más de moda. A Hidden Life cuenta la historia del beato Franz Jägerstätter, campesino austriaco católico y figura de la resistencia contra el nazismo. Se opuso al Anshcluss en el momento de la subida de Hitler al poder en 1938, a sabiendas de que se arriesgaba a terminar en prisión e incluso muerto. Y así, tras ser decapitado en agosto de 1943 a la edad de 36 años, este hombre de fe inquebrantable fue beatificado por Benedicto XVI el 26 de octubre de 2007.

Los espectadores han subrayado la estética impecable del largometraje, así como el cuidado puesto en la escenografía. Con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, la película de casi tres horas pinta admirablemente el sentido del sacrificio y el heroísmo de un hombre que logró ceñirse a sus convicciones a pesar de los obstáculos. Es manifiesto que los valores humanos que transmite la película han conmovido los corazones de los espectadores más allá de las ideas de cada uno. ¿Le valdrá A Hidden Life una segunda Palma de Oro al director estadounidense?

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