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La mejor manera para que un niño se ocupe de sus cosas

Gratitud, responsabilidad y caridad, tres buenos valores que inculcar a un niño para animarle a cuidar mejor de sus cosas. La clave: despertar en él el deseo de respetar en vez del ansia por poseer

Kerem se precipita hacia mí por la mañana para mostrarme su mochila nueva. En la parte superior tiene dos grandes coches dibujados, que nos miran con los ojos abiertos y una sonrisa sobre el capó. Kerem me explica que hace meses que soñaba con tener esta mochila y que es “el regalo más bonito del mundo”. Yo le reafirmo en su apreciación.

Carmen, por la tarde, me suplica que le dé la fecha oficial de la entrega de los uniformes nuevos. Me confiesa su sufrimiento por esta espera tan larga. Pasan las semanas. Kerem con su mochila bien llena viene motivado cada día, y Carmen, vestida de uniforme, está orgullosa de estar entre los alumnos más comprometidos a trabajar dando lo mejor de sí.

Todo bien material en nuestra posesión tiene un valor triple

Una tarde, cuando ya se han ido todos los alumnos, distingo en el suelo del patio, bajo la lluvia, un jersey burdeos y, un poco más lejos, una gran mochila vacía y abierta. Supongo que ya habéis adivinado a quién pertenecen…

Así que, al día siguiente, me dirijo a los alumnos de secundaria y de primaria: “Todo bien material en nuestra posesión tiene un valor triple. El primero de los valores se basa en lo afectivo: no olvidéis el deseo que teníais de poseer este bien, la alegría de haberlo recibido, la atención y la amabilidad de quien os lo ha regalado, vuestros ahorros o vuestra paciencia hasta haberlo obtenido”.

“Este primer valor es precioso, se trata de la gratitud. Conservad la gratitud y la alegría de haber recibido esa mochila o ese jersey. Un corazón que se cansa de lo que le han dado con amor es un corazón que se olvida de amar. Vuestros padres, vuestros amigos, no son máquinas expendedoras”.

“El segundo valor podría ser cuantitativo o cualitativo. Es un valor práctico que responde a una auténtica necesidad material. La mochila para transportar vuestros libros y el jersey para vestiros. Pero pensad que eso no basta para mejorar vuestra actitud hacia vuestras pertenencias personales. Nuestra cultura occidental orientada hacia el consumo puede sofocar nuestra conciencia sobre la importancia y el valor de las cosas adquiridas. Este segundo valor es el de la responsabilidad de nuestro corazón hacia las cosas que nos han confiado. Es un valor moral”.

El  tercer valor es el de la generosidad: pensar en transmitir en el futuro el bien que hemos recibido a otra persona. Este último valor es la caridad. Debemos recibir los bienes materiales como una herencia. Somos intermediarios, eslabones en una gran cadena compartida. Se trata de un hermoso esfuerzo solidario y ecológico. Tu hermano pequeño puede heredar tu mochila o tu jersey cuando te quede pequeño.

Cuando hay desapego de los bienes materiales, hay espacio en nuestro corazón para el amor. Y así lo dijo un sabio: “Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón”. ¿Qué regala nuestro corazón? ¿Ganas de poseer o deseo de respetar? Kerem conservó su mochila durante más de dos años y Carmen, muy orgullosa de haber crecido, ha donado su uniforme al fondo de beneficencia del colegio.

Albéric de Serrant

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