Mujeres se unen para dar una mano a bebés lactantes de Venezuela
El manejo de donaciones para lactantes es un proceso particularmente complejo, que exige precisión de cirujano, donde un error puede hacer la diferencia entre salvar o perder una vida. El caso venezolano también es excepcional, debido a la coyuntura que vive y la dramática crisis humanitaria que, sin embargo, sigue despertando una solidaridad mundial sin precedentes.
En este marco, muchas instituciones suman esfuerzos para resguardar el precioso derecho a la vida de los infantes, y organizan continuos programas de formación que sobre la marcha ayuden a mitigar las fallas propias de improvisación o falta de preparación en el tema.
Hace algunos días, y a lo largo del último trimestre, la organización no gubernamental “Prepara Familia” convocó a un foro denominado: “Manejo seguro y responsable de donaciones para lactantes”, a través del cual brindan orientación especializada en esta área.
Con la ponencia de la nutricionista Susana Raffali; la psicóloga Marisol Ramírez, de Psicólogos sin Fronteras (CESAP); y la directora de “Prepara Familia”, Katherine Martínez, se llevó a cabo en la Casa Don Bosco de Caracas, un evento formativo que congregó a un numeroso grupo de damas activistas y voluntarias, unidos por un noble objetivo común: dar una mano a los recién nacidos, en un país que sufre la peor crisis nutricional infantil de toda su historia.
Durante el foro se explicó la importancia de alimentar a los bebés con el mismo tipo de fórmula láctea, toda vez que los cambios bruscos –no sólo en tipo sino también en marca- pueden causar daños de importancia en su organismo, con consecuencias muchas veces irreversibles.
Cada bebé requiere el acceso a un número específico de latas de fórmula láctea antes de iniciar el consumo, debido a la especial circunstancia de una nación en la que los anaqueles están continuamente vacíos, y donde el precio de un pequeño enlatado de producto supera ampliamente el equivalente en dólares al ingreso promedio en salario mínimo.
Raffali, quien brinda también asesoría técnica a Cáritas Venezuela, la organización social de la Iglesia, conversó acerca de la importancia de garantizar el cumplimiento de los protocolos internacionales en la materia; así como de adherirse plenamente a la legislación local. Sostuvo que el correcto acompañamiento del proceso es fundamental para que los donativos lleguen a destino y se logre el objetivo primario de salvar vidas.
Dijo que el correcto y permanente acompañamiento; así como una alta dosis de responsabilidad, seguridad y eficiencia “hacen la diferencia en cuanto a una donación bien hecha, con un efecto que perdura y se traduce en resultados positivos” para la nación sudamericana.
Durante el foro también se abordó el tema de la empatía y el “acompañamiento psicosocial en el dolor”. Un área en la que se especializa la institución “Psicólogos Sin Fronteras”, organización no lucrativa de acción humanitaria, que se identifica como “libre y desvinculada de intereses partidistas y económicos”.
Al tiempo que aportan asistencia psicológica a personas que pertenecen a poblaciones o grupos marginados, destacan la importancia del establecimiento de alianzas entre las distintas organizaciones de la sociedad civil “para poder apoyar mejor a las víctimas”.
En el equipo funciona un anfitrión: “Prepara Familia”, el cual juega un rol fundamental como ONG destinada a la “prevención de las violencias contra las mujeres y el apoyo de las madres y niños del Hospital J. M. de los Ríos” en Caracas.
Continuamente realizan jornadas para la recolección de cuentos que más tarde son obsequiados a niños que se encuentran en hospitales. Juntas, las organizaciones se alían para llevar sonrisas a lugares donde la mayor parte de las veces hay lágrimas.
Su acción tiene eco en otras naciones, desde las que se lleva a cabo una labor “vital” y silenciosa, en momentos cuando urge sembrar la ternura paternal y maternal a la que continuamente convoca el papa Francisco.
En Venezuela se acumulan las dificultades, pero también aumenta el número de manos dispuestas a unirse para ayudar –de manera desinteresada- a los más vulnerables, quienes sufren una pobreza material que eventualmente se convierte en un decreto de muerte. ¡Pero salvarlos es posible!, y cada vez lo entienden mejor tanto propios como extraños.
Ricos en pureza e inocencia, los lactantes venezolanos son víctimas de un genocidio que avanza en medio de una lucha entre el bien y el mal. No encuentran punto de atención ni en las filas del gobierno de Maduro, que niega la existencia de una crisis; ni en el de quienes se autoproclaman líderes democráticos de oposición, pero que sobreponen el interés electoral sobre el derecho humano a la vida.
En tales circunstancias, resulta esclarecedor el mensaje de santos contemporáneos como la Madre Teresa de Calcuta, quien llamó enérgicamente a tomar una determinación: “Que ningún niño sea rechazado” y “que no lo asesinen ni lo tiren a la basura”.
No en vano, afirmó el papa Francisco (Audiencia del 18 de marzo de 2015) que: “Los niños son en sí mismos una riqueza para la humanidad y también para la Iglesia, porque nos llaman constantemente a la condición necesaria para entrar en el Reino de Dios: aquella de no considerarnos autosuficientes, sino necesitados de ayuda y amor”.
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