6 consejos para mantener la cabeza fría en momentos difíciles
Una persona impulsiva es una persona que actúa prevalentemente desde el plano emocional, sin dar espacio a la racionalidad y sin medir las consecuencias de sus actos.
La impulsividad es un rasgo de personalidad y por ello presente en los comportamientos de cada día de la persona impulsiva.
Se da cuando reaccionamos a estímulos externos de forma rápida y desmedida, sin ser capaces de reflexionar previamente.
Implica una tendencia a actuar por capricho, un comportamiento caracterizado por la poca reflexión, previsión o consideración de las consecuencias. Los comportamientos impulsivos suelen ser inapropiadas, arriesgadas y con consecuencias indeseables.
Recordemos que la conducta impulsiva es tambien un mecanismo de defensa que evita perder tiempo en reflexiones cuando se necesita una respuesta inmediata para superar un peligro real. Los reflejos impulsivos para evitar un accidente de tráfico ocasionado por un conductor imprudente que aparece a nuestro lado. Es algo positivo.
El secreto está en el equilibrio que nos concede la buena gestión del estrés. Es necesario ejercitarse en la gestión de la frustración y de las contradicciones de cada día para reaccionar de manera racional y estratégica. Los comportamientos se pueden aprender y lo hacemos durante toda la vida. Por esto mismo, la gestión de la impulsividad es algo posible para todos.
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