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“Vayamos al encuentro de todos, sin poner límites”

«El diálogo es esencial. La apertura y la escucha hacia quienes piensan diferente de nosotros es importante. La misión de la Iglesia es construir una gran familia…». El arzobispo de Madrid Carlos Osoro Sierra, que el próximo sábado 19 de noviembre recibirá el birrete rojo de las manos del Papa, fue definido el «Francisco español», antes incluso de su nombramiento para guiar la diócesis de la capital española, debido a su sintonía con la «conversión pastoral» indicada en «Evangelii gaudium». Vatican Insider lo entrevistó a pocos días del Consistorio.

¿Cómo reaccionó a la noticia de la creación cardenalicia?

Con un gracias al Señor, porque a través del Papa me mostró benevolencia, con un gracias al Papa por haberme incorporado al colegio de los cardenales y, en tercer lugar, con la renovada conciencia de que toda mi vida es para los demás y no para mí. Lo he advertido de manera mucho más fuerte después del anuncio: el Señor me llama a testimoniar con mayor decisión y pasión su cercanía a todos.

¿Qué significa hoy evangelizar en una gran ciudad europea como Madrid, en un contexto secularizado en el que muchísimos bautizados ya no viven la fe?

Creo que significa volver al Señor, con todas sus consecuencias, con la conciencia dede que Él está cerca de todos los hombres y de todas las mujeres, sin distinciones. Esta es la conversión pastoral de la que habla el Papa: ir hacia todos y tratar de testimoniar la cercanía de Dios, su pasión por nosotros los seres humanos. Testimoniar que todos tienen un sitio en su corazón, donar este amor. Me vienen a la mente las palabras de Pablo VI cuando comentó la expresión de San Agustín “miseria y misericordia”: “Miseria mía, misericordia de Dios. Que yo pueda por lo menos honrar Quién eres Tú, el Dios de infinita bondad, invocando, aceptando, celebrando Tu dulcísima misericordia”. ¡Tratar de vivir esto y darlo! El Evangelio, incluso en una metrópolis, se anuncia de esta manera. Con una profunda experiencia de fe, de conversión al Señor y con la misma pasión que tuvo Jesús alcanzando a todos, los de dentro y los de fuera, los cercanos y los lejanos. Tanto a quienes ya pertenecen a la comunidad cristiana y que tal vez están cansados y desilusionados como a los que están lejos.

¿Con cuáles modalidades se propone este anuncio?

Con el amor. No tenemos más armas. Testimoniando el rostro de Cristo apasionado por todas las situaciones y las condiciones en las que el hombre vive. Osando “tocar” al marginado como hizo Jesús con el leproso; anticipando su misericordia como hizo con el publicano Zaqueo cuando lo amó primero y se invitó a su casa; perdonando sin condenar como hizo con la adúltera… Encontrando a todos, sin poner límites. Esta es la misión de un cristiano y es la misión del obispo.

¿Cuál fue la recepción de la exhortación «Amoris laetitia» en Madrid?

Después de dos Sínodos de los obispos sobre el tema de la familia, el Papa nos pide ir al encuentro de las familias en sus situaciones reales, concretas. En su experiencia tal y como es, y no como quisiéramos que fuera. Hay muchas páginas muy bellas. El capítulo IV, con el comentario a la Carta a los Corintios es una maravilla. Hay que anunciar esta belleza del amor conyugal. Después está el capítulo V que habla sobre el amor que se hace fecundo. Y el VII se detiene sobre la libertad de los hijos… Es evidente la intención de no hacer teoría, de no hablar con abstracciones: podemos correr el riesgo de hablar sobre la familia sin acercarnos a la realidad que viven las familias. El pastor debe acercarse a la realidad e iluminarla con la Palabra de Dios. En Madrid nos hemos comprometido para poner en práctica «Amoris laetitia», y más: he pedido al Tribunal eclesiástico que no cobre por las causas de nulidad matrimonial, hemos instituido la «Casa de la familia» para ver las situaciones que se viven hoy en España y departamentos para promover la belleza de la familia, la espiritualidad familiar, la educación.

Según su opinión, ¿cuál debe ser la relación con la política en una sociedad caracterizada por las leyes que van en contra de las enseñanzas de la moral cristiana?

El diálogo es esencial. La apertura a escuchar a quienes piensan diferente es importante. La cercanía y la manifestación clara y libre de las propias convicciones y de lo que se considera esencial van a la par. Todos debemos buscar con sinceridad la verdad y construir juntos nuestra sociedad. Hay que poder sentarse juntos alrededor de una mesa, confrontarse. Nuestra misión, como Iglesia, es construir una gran familia. En la encíclica «Lausato si’» el Papa nos habla de una crisis ecológica que es una crisis antropológica. Hay que identificar sus raíces. La crisi se resuelve educando.
 

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