¡Un patriarca georgiano provoca un verdadero baby-boom!
Con una tasa de crecimiento de la población del -0,34% al año, Georgia es uno de los países del mundo donde la el número de personas disminuye a un ritmo más rápido. Una situación preocupante que el patriarca ortodoxo Elías II ha conseguido paliar a su manera proponiendo, desde finales de 2007, convertirse en el padrino de todo niño de una familia con más de dos hijos. ¿Un milagro, según afirma la Iglesia ortodoxa de Georgia? Lo cierto es que el año siguiente, la tasa de natalidad dio una subida del 20%, ¡de 48.000 a 57.000 nacimientos!
En este país de 3,7 millones de habitantes no hay duda de que se ha producido un “Efecto Elías II” y ya hay muchos niños nacidos en 2008 que llevan el nombre del jefe de la Iglesia ortodoxa georgiana. Después del bautismo en masa de enero de 2016, el patriarca se convirtió en padrino de 27.300 niños.
Así describe un periodista de la CNN, claramente asombrado, uno de estos bautismos en masa: cantan durante horas, en una maraña de decoraciones orientales y un espeso humo de incienso; luego “miles de padres miran sonrientes a los sacerdotes, con túnica y barba, que sumergen a los niños llorones dentro de las tinas ornamentadas, desbordantes de agua bendita”.
Durante el periodo comunista, todas las iglesias salvo seis fueron cerradas y la mayoría de los sacerdotes fueron enviados a trabajos forzados.
Tras recuperar su independencia, Georgia retomó sus antiguas raíces cristianas: es el tercer país del mundo en adoptar el cristianismo como religión del Estado, después de Armenia y Etiopía.
“El hombre más respetado de Georgia”
Patriarca desde 1977 de la Iglesia que representa a la gran mayoría de georgianos, Elías II tiene una talla que contrasta con la clase política, salpicada por escándalos de corrupción.
Su eminencia le ha valido el título de “hombre más respetado de Georgia”, según concluyó un sondeo realizado por la CNN en el 2010, donde recibió el apoyo del 94,2% de los georgianos, es decir, más que el 83,94% de ortodoxos en el país.
Con su autoridad ha ayudado a restablecer la unidad de su país tras la caída de la Unión soviética. “La sociedad estaba dividida, hecha pedazos”, asegura. “Mi tarea consistió en unificar al pueblo, hacer de él una nación”.
Se esfuerza en particular por restaurar y perpetuar la liturgia georgiana, con sus misas de tres horas y sus cantos polifónicos. A pesar de sus 83 años y algunas posiciones controvertidas, como el deseo que expresó en 2007 de ver restaurada la monarquía georgiana que, aunque se disolviera en 1801, continúa siendo imprescindible en su país.
El patriarca y el papa Francisco
Receloso ante Occidente, ha calificado a Vladimir Putin de “líder sabio” pero, sin embargo, no apoyó a los ortodoxos georgianos radicalmente antioccidentales durante la visita del papa Francisco, cuando un puñado de antipapistas que odian Occidente recibió al papa católico con pancartas tachándole de “anticristo”. El anciano patriarca de 83 años lo recibió con calidez y lo llamó su “querido hermano en Cristo”.
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